"Un compromiso temporal en una misión y vocación compartida".

 



El pasado 3 de octubre fue un día de mucha alegría y mucho compartir. La CVX en Málaga volvía a reunirse presencialmente después de un año y medio donde la pandemia había hecho que no nos pudiésemos ver en persona. Ese día de reencuentro era el elegido para compartir lo que ya vengo viviendo y sintiendo en el último año, el sentimiento de estar donde tienes que estar.

Desde siempre he sentido en lo más profundo que mi ser cristiana no se puede vivir en la soledad, que nuestro seguimiento a Jesús o es compartido con otros hermanos y hermanas o no es pleno. Y gracias a mi familia descubrí un lugar sagrado donde eso cobra un sentido especial, donde se comparte la fe, pero donde también se comparte una misión compartida y sobre todo dirigida a los y las más pequeñas de nuestra sociedad, a quienes Jesús puso en el centro como el Evangelio nos recordaba este mismo domingo.

CVX y en especial la comunidad en España ha hecho que guste y saboree que esa vocación y misión de seguir a Jesús puede ser plena y completa. Cuando el 21 de mayo celebrábamos el 500 aniversario de la herida de San Ignacio experimenté algo muy profundo, aquellas personas entrando a Ceuta en esos días eran la herida que hoy tenemos que aprovechar para cumplir con nuestra misión en este mundo que sigue estando profundamente herido. En aquel momento algo en mí me impulsó a dar un paso, a comprometerme un poco más y a hacerlo desde la que siento que es mi comunidad de vida. Era dar el paso y hacerlo formalmente, ya que en la práctica ese paso ya estaba dado y se estaba viviendo en mi compartir con el Equipo de Migraciones o con otras compañeras y compañeros en la Pascua de Salamanca.

Parecía que el domingo era simplemente una formalidad, pero fue mucho más que eso, en presencia de mi familia (con mis hijos tan cerca, literalmente porque uno decidió colgarse de mí), con mi comunidad local y con esa presencia tan lejana y a la vez tan cercana de esas personas a las que he conocido en este año gracias al Equipo de Migraciones, a las Mujeres en Diálogo de CVX o de las 4 Estaciones (Belén, Marco, Mª Alejandra, Rocío, Juanpe,  Eduardo, Bea, Itziar, María, Mercedes, Raquel… y otras muchas a las que me dejaré) decía formalmente que quería comprometerme con este mundo, con ese ser cristiana dentro de CVX. Además compartía ese momento con una persona muy especial, con José, que ese día hacía su compromiso permanente, un compañero de comunidad y de grupo de vida.

Y está claro que este no es sólo un paso más cumplido en el camino, sino un seguir caminando en comunidad y vivir en nuestra vida diaria como Jesús en Nazaret ese “En Todo Amar y Servir”.

Manmen Castellanos

CVX en Málaga