Nace
una iniciativa nueva en nuestra comunidad para responder a una doble inquietud.
De una parte, cómo acompañar a nuestros hijos e hijas en su despertar
religioso. Entendemos que, más allá, de nuestro testimonio familiar, la
formación religiosa en colegios o parroquias no siempre es consistente. Faltan
con frecuencia elementos mistagógicos y experienciales que les ayuden a abrirse
a lo Trascendente.
De
ahí una propuesta de educación emocional y en la interioridad. Aun conscientes
de que la fe es don, parece imprescindible hoy cultivar dimensiones como la
propia consciencia, lo corporal, el silencio, lo afectivo o lo simbólico. Sin
ese “andamiaje”, la próxima generación no pasará de un cristianismo sociológico
que tan amenzado está de extinción.
Un
segundo objetivo de este “Proyecto Chispa” es acompañar como comunidad a
nuestros propios hijos y ofrecerles espacios propios que nos ayuden a compartir
con ellos, poco a poco, nuestra propia vivencia. Por eso, qué mejor que hacer
coincidir nuestra convocatoria para los pequeños con la eucaristía mensual de
la comunidad. De esa manera, tendremos la oportunidad de que, llegada la
ocasión, y de manera progresiva, ellos se vayan “asomando” y participando en
algunos momentos de nuestra propia celebración de adultos.
El
proyecto está articulado, pues, como “talleres” de caracter experiencial en la
que los niños (de 5 a 10 años preferentemente) pueden desarrollar actividades
de relajación, expresión corporal o artística, silencio, comunicación,
conscienca emocional... Todo ello en clave de iniciación a la oración a los
valores de Jesús y su evangelio.
De
momento, la idea ha sido muy bien acogida y la puesta en marcha del primero de
los talleres ha sido muy ilusionante. Esperamos que todo sirva para hacernos
crecer como familia y comunidad.
Fernando Alés
Proyecto “Chispa”, CVX-Sevilla