El
domingo 6 de octubre fue el Chupinazo
de la andadura comunitaria de la comunidad Pere
Favre (Barcelona). Una jornada intensa, rica, entrañable, muy bien
preparada y conducida por el equipo que la organizó, a quien agradecemos
encarecidamente la sensibilidad, delicadeza y dedicación.
Trazando
conscientemente sobre nuestro cuerpo la señal de la Cruz (mente, afectos y
acciones; lo horizontal y lo vertical), nos adentramos en la Presencia que nos impregnó todo el día desde
el inicio hasta su conclusión con la eucaristía final.
Presentes
en la Presencia, tomamos conciencia
de una nueva manera de proceder, de comunicar y comunicarnos más allá del
lenguaje verbal que dejó aflorar lo que subyace, lo que nos sostiene, lo que
nos une: una comunión-comunicación profunda y afectuosa que traspasa barreras,
que nos une en la diversidad-pluralidad y que nos mece en la fraternidad.
Desde este sentir, desde este silencio habitado, desde esta unión de ánimos (y de ánimas), se puede acoger la Palabra que se encarna en cada miembro del Cuerpo. Recibimos con agradecimiento la presencia del nuevo Consejo a través de la misiva de Carles Alonso, nuestro estimado secretario, y las resonancias que el Espíritu inspiró en la Asamblea de Pamplona’19. Los ecos evidenciaron la pluralidad de pareceres y nos impulsó a pedir que el Espíritu guíe e ilumine al nuevo Consejo estatal y a cada uno de nosotros para ser concreción en el mundo al que estamos enviados.
Como
reza la canción “les forces es refan
entorn la taula “ (las fuerzas se recuperan entorno a la mesa). La comida
del mediodía preparada, con todo cariño, por dos personas de la comunidad, fue
la explicitación de una eucaristía anticipada. Nos fortaleció para la emotiva traca final: la acogida de nuevos
compañer@s y el (re)conocimiento interno
de cada un@ en su historia de salvación.
Agradecidos
por tanto bien recibido, la eucaristía final nos envió a abrir los ojos para
mirar y admirar que el Señor realiza
“algo
nuevo que ya está brotando ¿no lo notáis?” y a ser concreción del Espíritu en la comunidad y en nuestro
entorno. Con paciencia y confianza regaremos con Agua Viva la semilla enterrada en el recipiente de cristal frágil,
transparente y sencillo (como la Pere
Favre) con el deseo de contemplar el fruto de la Gracia.