LA COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA EN ESPAÑA -CVXE- MANIFIESTA SU DOLOR E INDIGNACIÓN ANTE LA VIOLENCIA EJERCIDA CONTRA LAS PERSONAS QUE INTENTABAN SALTAR LA VALLA EN MELILLA
La vida es un regalo y nadie tiene derecho a atentar contra
la vida de nadie bajo ninguna circunstancia. Porque todos somos hijos de Dios y
tenemos idéntica dignidad por el hecho de ser personas. Lo que se ha vivido en
el día de ayer en la valla de Melilla no puede dejarnos indiferentes, porque no
podemos consentirlo.
Se desconoce el número real de muertos y de heridos, pero
cualquier cifra es insoportable e inadmisible. Cada una de estas personas tiene
rostro, historia, familia, y tenía un futuro por el que luchar.
Con este comunicado, la Comunidad de Vida Cristiana en
España manifiesta su dolor e indignación ante la violencia ejercida contra las
personas que intentaban saltar la valla en busca de un sueño que se les ha
convertido en pesadilla. La valla, que obstaculiza el encuentro entre personas,
ese monumento a la barbarie y a la hipocresía de nuestra política migratoria,
que ha sido capaz afortunadamente, de hacer un esfuerzo por acoger a personas
procedentes de la guerra en Ucrania y ha puesto en marcha todos los engranajes
para que su acogida fuera posible, y a la vez, es capaz de atacar, disparar,
golpear brutalmente a personas que huyen de otros conflictos armados o de otras
situaciones extremas. Se ha demostrado
que cuando existe voluntad política, la acogida y el establecimiento de vías
legales y seguras para las personas que necesitan protección de sus vidas,
pueden ser un hecho y se activan rápidamente con todas las garantías
necesarias.
Que no somos todos iguales para la ley es algo que no es
necesario explicar. Los hechos lo dejan claro y las víctimas son las pruebas
fehacientes.
Estos actos violentos desvelan la estructura racista y
xenófoba de esas políticas porque discriminan a las personas según su perfil
étnico y procedencia.
Por todo ello, exigimos la presencia de observadores
internacionales que aseguren que se respetan los derechos humanos y que los Estados implicados cumplen con su
misión de proteger a las personas y respetan la legislación internacional, que
no se usen las vidas humanas como herramienta de negociación con terceros
países y que se habiliten vías legales y seguras que permitan a las personas
ejercer sus derechos de solicitud de asilo y refugio y de migrar, preservando
su integridad física y mental. Exigimos que cese la violencia institucional.
Comunidad de Vida Cristiana en España
(Imagen Javier Bernardo AP. El País)