El pasado sábado nos encontramos las personas que en estos casi 40 años de existencia de CVX en España han realizado el servicio de presidencia y vicepresidencia, el equipo motor del marco para la misión y el Consejo Ejecutivo Nacional.
La intensidad emocional protagonizó todo el día. El reencuentro después de años y el recuerdo agradecido por el servicio, la mirada en perspectiva de la evolución de nuestra Comunidad, la constatación de que el Espíritu de Dios ha estado presente y que sólo con Él y por Él ha sido posible esta historia.
Unas bases necesarias para aportar a la construcción del futuro. Porque no nos encontramos para contarnos las batallas del pasado sino para escuchar los rumores de Dios a CVX cuando nuestra Comunidad se pone en camino, como ahora, para discernir, deliberar y decidir asuntos muy relevantes sobre su vida apostólica y el paso que ha de dar en la articulación de su misión.
Las personas a las que a lo largo de casi cuatro décadas le ha tocado servir liderando la Comunidad han contrastado y aportado en nuestras nuevas búsquedas. Una misión más articulada y potenciada, más efectiva y sinérgica, más sinodal. Una misión con nuevas formas de organización. Con el espíritu de nuestra última asamblea en Pamplona y sus recomendaciones, e inspirada por los aires de nuestra comunidad mundial.
Sus orientaciones nos guiarán en esta fase en la que vamos a ir construyendo participativamente el nuevo marco para la misión comunitaria. A través de retiros y encuentros (el de compromiso permanente en septiembre, el de misiones locales en octubre, el que cada comunidad local o territorio realizará entre este mes y fin de año...). Mirando siempre la asamblea extraordinaria de otoño del año 22, en la que se tomarán decisiones, el congreso sobre misión que impulsaremos en primavera del año 23 y la celebración por nuestros 40 años de CVX en España (1983-2023).