Cuando nos encontramos en este nuevo momento vital de desconfinamiento por
la crisis del Covid-19, pero plagado de
riesgos que nos atemorizan e incluso pueden paralizarnos en algunos momentos,
vemos necesario poder entrar en la señales de vida que nos va mostrando el
Señor.
Abramos rendijas que nos ayuden a asomarnos
al exterior, a nuestro exterior, al “afuera” de la vida.
Os dejamos un texto de Dolores Aleixandre en
el que nos dice que es posible “tocar” otros niveles más hondos y
más verdaderos de nosotros mismos que antes ni sospechábamos poseer.
“SEÑALES DE VIDA”
"Dios no está mudo,
sino que “da señales de vida” y se comunica con quienes viven abiertos a todo
lo que en la vida tiene marcas de gravedad y de gratuidad. Con quienes están
dispuestos a asomarse por las ventanas que se abren sobre el secreto de la
vida.
Quizá ayude a encontrar un sentido de
trascendencia en este mundo plagado de horrores, de traiciones, de envidias;
desamparos, torturas y genocidios. Pero también de pájaros que levantan mi
ánimo cuando oigo sus cantos, al amanecer; o cuando mi vieja gatita viene a
recostarse sobre mis rodillas; o cuando veo el color de las flores, a veces tan
minúsculas que hay que observarlas desde muy cerca. Todo ello tiene una
inmensa capacidad de “guiño” que nos permite descubrir la huella de
algo/alguien que nos sobrepasa y que los creyentes llamamos Dios.
Pero para escuchar eso que algunos han llamado “rumor de ángeles” y que ha transformado su vivir en algo mucho más auténtico y apasionante, no vas a tener más remedio que arriesgarte a superar el miedo y hacer la experiencia de que la soledad y el silencio ni muerden ni dan calambre, sino que son puertas que abren al esplendor de una vida humana más verdadera".