Algo nuevo está naciendo, ¿No lo notáis?

El domingo 1 de marzo centenares de mujeres y hombres de toda España nos hemos dado cita a la puerta de las catedrales de Sevilla, Madrid, Barcelona, Zaragoza para dar voz al papel de las mujeres en la Iglesia. La semana que viene seguirán Valencia, después Santiago, Bilbao, Granada. Anoche se
sumaban Santander y Burgos… una ola envolvente, un dinamismo imparable del que estamos
siendo testigos.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué ahora y en este momento? La historia de emancipación de las
mujeres y de la teología feminista ha estado desde siempre unida. Mujeres abadesas como
Hildegarda de Binden, mujeres doctoras de la Iglesia como Teresa de Jesús, mujeres críticas
como Mary Ward… la relación sería innumerable, muchas quedaron invisibilizadas pero todas
fueron capaces de vivir su fe con hondura y fidelidad respondiendo al contexto histórico que les
toco vivir. El concilio Vaticano II nos dio el marco para hacer posible un cambio profundo del
papel de las mujeres en la Iglesia. A Pilar Bellosillo, una de las veinte consultoras del Concilio -
con voz pero sin voto- se le trasladaba una y otra vez que la sociedad no estaba preparada aún
para un cambio de más en profundidad del papel de las mujeres en la Iglesia. Hoy ya es un hecho
que la sociedad ha cambiado y ya es imparable. El documento que se recogió para el sínodo de
jóvenes lo recogía, el sínodo de la Amazonia lo expresó alto y claro ¿qué nos falta? Nos falta que
el rumor y el clamor sea tan claro, tan limpio y tan profético como está siendo estos días. El
proceso vivido entre mujeres de diferentes pertenencias repartidas por la geografía española ya
está siendo sin duda fruto de algo más grande que nosotras mismas. Mujeres teólogas,
catequistas, profes, sindicalistas, matronas, abuelas, madres, amigas, costureras, hermanas,
soñadoras… El germen en España fue el Congreso de Mujeres de Teología de Zaragoza de hace
dos años que aunó a la Red Miriam, mujeres de espiritualidad ignaciana con la Asociación de
Mujeres y Teología. Esta mañana Ivon Gevara, teóloga brasileña que acompañó el Congreso,
mandaba su apoyo y cariño para este 01 de marzo, un día de gran carga simbólica.

Algo nuevo está naciendo ¿no lo notáis? Y es que los diálogos de café, las preguntas expresadas
en alto y los miedos que son confesados en nuestras comunidades y grupos son
extremadamente valiosos y no podemos saltárnoslos. Soñamos con un discipulado de iguales
donde la periferia sea el centro, en palabras de Enma Martinez “Jesús colocó a las periferias de
su tiempo: las viudas, los enfermos, los pobres, las mujeres, los leprosos en el centro” Esa
invitación nos lleva hoy a generar en nuestros espacios feminismos inclusivos e incluyentes
donde cada persona haga su propio camino y donde el mensaje de liberación propuesto por
Jesús de Nazaret se haga realidad.

En estos días de ruido mediático había una frase que nos acompañaba a modo de mantra, “Sentir
en la Iglesia” y es que Ignacio de Loyola nos dejó pistas muy valiosas para saber empujar
procesos de cambio serios, fundamentados, valientes y de frontera pero que optan por vivirse
desde dentro. Nos toca sumar, dejarnos tocar y elaborar un discurso propio que dé forma al
mensaje cristiano conectando con nuestras sociedades. Nos toca hacernos cargo de una gran
responsabilidad, la de empujar este proceso de cambio para dejar un legado creíble a los y las
que vienen detrás. Son las preguntas de los jóvenes y la rotundidad en estos días ante la
invitación de sumarse lo que nos tiene que dar la fuerza para dejar que la Ruah actué.
La denuncia era hoy un canto profético delante de la puerta del bautismo de la catedral de
Sevilla. Un día de sentir que la esperanza está deseando abrirse paso entre nosotros y nosotras.
Algo nuevo está naciendo ¿no lo notáis?

Teresa González Pérez, CVX Sevilla