Calor, felicidad e importantes síes.




El día 30 de junio fue domingo, un domingo de intenso verano, intenso calor y un día intenso por otras muchas cosas. Nos reunimos los CVX alicantinos de Tiberiades en la casa de Mercedes, rodeados de naturaleza, tierra labrada, naranjos e higueras, para evaluar el curso de los pies a la cabeza, la misión y la vida comunitaria.  

Allí estábamos nosotras: Patricia y Marina. Ese día fue algo más para nosotras, un día irrepetible, intenso e inolvidable porque asumíamos con profundo agradecimiento nuestro compromiso temporal con CVX, y porque fue la tarde del “sí”. La comunidad nos acogía de manera especial, recibíamos su sí, su compromiso de hermanos de acompañamiento, cariño y formación.  Nosotras dábamos, tras el periodo inicial de impecable acogida y formación, nuestro “sí” a la oferta de vida CVX, sí a empezar a vivir sintiéndonos comunidad, con un compromiso más exigente y profundo, lleno de ilusión y esperanza. 

Y dimos nuestro sí a una invitación que a cada una nos hizo llegar Jesús de Nazaret. Una invitación que nos ha ido llegando en el encuentro con Él, con su presencia y amor en nuestras vidas, en los ejercicios, y en el encuentro con  personas especiales, verdaderas, que transmiten bondad e invitan a agradecer, trabajar y vivir desde Jesús con una propuesta de vida cristiana en comunidad.

Mucha emoción durante la eucaristía, muchos abrazos, muchas bendiciones y en el corazón de todos, la certeza de que juntos y con la ayuda del Espíritu nos sentimos corazones diminutos que fluyen confiadamente para llegar a latir como un unánime corazón. Mucha emoción, mucha responsabilidad y la felicidad del “sí”.
                                                                                     Patricia y Marina (CVX en la casilla de salida)