Viernes Santo de la Pasión del Señor

“Considerar cómo la divinidad se esconde, es a saber, cómo podría destruir a sus enemigos y no lo hace, y cómo deja padecer la sacratísima humanidad tan crudelísimamente” (EE 196)


Abandono

En el palo vertical de la cruz
se iba mezclando
la sangre de Jesús
con la sangre seca
de otros condenados
que impregnaba la madera
de maldición y de fracaso.

“¿Por qué me has abandonado?”
Ese grito de vértigo
precipitado del abismo
resuena hoy vivo
en sueños sin vuelo
y en manos crispadas
sobre el clavo tosco
de la propia soledad.

Entre el Hijo y el Padre,
distancia sin medida
en el desamparo de la cruz,
y en comunión sin fisura
en el don de sí mismos,
el grito en el Padre
y el Padre en el grito.

Entre una y otra orilla
de tu misterio
yo me abandono
con los brazos extendidos,
no sé si para volar
o para ser crucificado,
en el don sin medida
de ti mismo en mí mismo.

Benjamín González Buelta SJ
La pascua de los sentidos - Grupo de Comunicación Loyola