¿Cómo
lo veíamos ahora? ¿Tomamos conciencia del Dios del que nos habla?
Tras una charla con
José Yruela, y escuchando su consejo, me inscribí a un curso llamado “Mi imagen
de Dios y la imagen del Dios de Jesús” que él mismo impartía junto con
Marcelino Escobar, psicólogo, miembro de CVX Sevilla y con consulta en el mismo
Centro Arrupe.
He de reconocer que
el título me llamó la atención, despertó en mí el interés y al mismo
tiempo algo de reticencia, pues a menudo
los curso son muy teóricos y no se les ve aplicación directa o fácil a la vida
diaria.
Nos reunimos pues
algo más de 10 personas, un sábado por la mañana, en la sala Francisco Javier
del Centro Arrupe.
En un primera parte,
impartida por la mañana por Marcelino, se realizó un repaso del impacto que
tiene lo aprendido en nuestra infancia en nuestras actitudes y sentimientos
actuales, sobre todo a partir nuestra relación con nuestros padres. Cómo, si no
tomamos conciencia de ello, reaccionamos a partir de nuestras “heridas”,
coartando nuestra libertad de acción. Y no sólo eso, pues a partir de esas
heridas, podemos crear un “ídolo”, una falsa imagen de Dios, ajena y lejana a
la imagen del Dios de Jesús.
Investigamos,
intentamos tomar conciencia y compartimos juntos, a partir de una serie de
ejercicios prácticos, cuáles eran nuestras “heridas”, y qué consecuencias han
tenido y tienen en nuestra vida diaria, así como en nuestra visión de Dios.
Fueron momentos intensos, a veces duros. En algunos casos, las lágrimas
hicieron su aparición. Pero sobre todo fueron momentos de compartir y de
mostrarnos, al menos en parte, tal y como somos.
Para finalizar la
mañana, fuimos trabajando cuál era el “ídolo”, el “fetiche” que habíamos
creado, con el fin de tomar conciencia de él y poderlo comparar con el Dios de
Jesús.
Ya por la tarde, tras
un descanso para comer, José Yruela comenzó a presentarnos al Dios de Jesús. Lo
describió a partir de doce características que se pueden deducir de Él en los
evangelios, ya sea a partir de lo dicho por Jesús o a partir de lo que se
deduce de la vida de Jesús. Como es lógico, estas doce características no
pueden describir en su integridad al Dios de Jesús, pero son un atisbo de su
naturaleza. Doce características como doce son las tribus de Israel.
Frente al dios ajeno,
lejano, todopoderoso, condicional, dominante, José nos presentó al Dios
encarnado, misericordioso, alegre, incondicional, del don gratuito, del Reino, el Dios que se experimenta, de la
libertad, el que afronta el conflicto, el que guarda silencio, el Dios pascual,
el Dios de la esperanza.
Pero, al mismo
tiempo, el Dios de Jesús no se puede limitar a una sola de dichas
características. Limitarlo a una de ellas es, a fin de cuentas, crear un ídolo
limitado de Dios, un dios creado a partir de nuestras heridas y de nuestras
defensas, no el Dios real de Jesús.
Tras esta
presentación, cada uno de nosotros compartió cuál era la característica de
nuestro “ídolo” con el fin de tomar conciencia de todas aquellas
características que omitimos, ya sea por miedo, por interés o por
desconocimiento. ¿Por dónde se introduce el “mal espíritu” para alejarnos de
Dios?
Y como era lógico,
terminamos la tarde y el curso con una oración/meditación guiada por José en la
cuál se nos invitó a conversar con Jesús a partir de lo aprendido y recibido en
el curso.
A nivel personal,
puedo decir que algo, por muy pequeño que sea, ha sido removido en mi interior.
La jornada fue dura, sacó a flote muchas cosas de mi interior. De la mayoría de
ellas aún no he tomado conciencia. Una puerta se ha entreabierto, una puerta
que espero tener, que tengamos, el coraje de abrir del todo. Dios quiera que
así sea.
Ray G.S.
Publicado en el blog
de CVX Sevilla: