Desde la
Comunidad de Vida Cristiana en España (CVX–E) seguimos viendo con indignación
la deriva de las políticas europeas en la gestión de algo tan fundamental como
son los Derechos Humanos, en este caso vinculado a la protección de las
personas que huyen de la guerra, la persecución o la muerte.
Asistimos con
asombro y consternación al acuerdo entre la Unión Europea y Turquía con el fin
de delegar responsabilidades, externalizar fronteras y, en definitiva,
mercadear con la vida humana a cambio de inyecciones económicas y la promesa de
pertenencia a un club de países económicamente privilegiados. En la mal
denominada “crisis de los refugiados” estamos siendo testigos de la auténtica
crisis: la de la Europa de los Derechos Humanos.
Este acuerdo
que permite la devolución a Turquía de todas las personas refugiadas que llegan
a la Unión Europea, incluso de manera colectiva, vulnera los convenios
internacionales y europeos que los propios estados miembro han suscrito,
ilegalidad que la propia ONU ha expresado.
Esta situación
nos confronta, en primer lugar, con la legalidad de las decisiones que se están
tomando, aunque a estas alturas ya estarán trabajando todos los departamentos
jurídicos europeos para solventar las dificultades técnicas en el ámbito
jurídico que se puedan dar. Sin embargo, lo que realmente visibiliza es la
falta de justicia y moralidad con la que Europa se enfrenta a una situación
dramática, en la que cualquier respuesta debe pasar por poner la vida humana en
el centro. Respuestas que, además, deben ser tomadas en el corto plazo y que
pasan por medidas como facilitar vías de acceso seguras y legales al territorio
europeo.
En vez de
esto, nuestros gobernantes parecen preocuparse más de por dónde van a encaminar
las mafias a las personas que quieran seguir llegando, y si ahora les va a
tocar la tarea de contener nuevas vías de acceso. Algo que no hace sino
favorecer el desarrollo y enriquecimiento de esas mafias y poner en riesgo
miles de vidas humanas que huyen de algo peor que los propios riesgos del
camino.
Seguimos sin levantar la cabeza y observar
que, mientras no actuemos sobre las causas estructurales que producen la
movilidad humana, esta va a ser una realidad en aumento. Causas sobre las que
hay posibilidad de intervenir pero no el deseo. El acceso y explotación de los
recursos naturales, la desertización y el acceso al agua o la desigualdad
social cada vez más acusada son, entre otros, algunos de los aspectos sobre los que se podrían ir generando
políticas de carácter global que palien su evolución e impacto negativo.
Como comunidad
cristiana, miembros de nuestra sociedad, y ciudadanos y ciudadanas de nuestro
tiempo, invitamos a seguir promoviendo una cultura de la inclusión, acogida y
hospitalidad que desde el encuentro con el otro nos permita superar nuestros
temores para construir una sociedad más equitativa, justa y solidaria, que
cambie las prioridades sociales y favorezca otra gestión política más humana y
más global.
Como el Papa Francisco señaló en su discurso
ante el Parlamento Europeo, “Europa será
capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración (…) si es
capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los
países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus
conflictos internos —causa principal de este fenómeno–, en lugar de políticas
de interés, que aumentan y alimentan estos conflictos. Es necesario actuar
sobre las causas y no solamente sobre los efectos”.
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Bajo el lema “Tenemos 72 horas para actuar”, las entidades de acción social de la Iglesia que trabajan con refugiados y migrantes —Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz— han lanzado una campaña viral de recogida de firmas para reclamar al Gobierno de España su oposición a ratificar, en la reunión del Consejo Europeo que se celebra los próximos 17 y 18 de marzo, el principio de acuerdo alcanzado la semana pasada entre la Unión Europea y Turquía para devolver a suelo turco a los refugiados y migrantes que llegan a territorio europeo a través de la Frontera Este.