Artículo en entreParéntesis: “Diálogo público y búsqueda de alternativas”

@JuanAntSenent (de @CVXSevilla) publica en entreParéntesis una reflexión sobre cómo en la doctrina social cristiana se pueden reconocer elementos de sabiduría que pueden servir para señalar límites y reconstruir el rumbo en las técnicas, las ciencias y los procesos sociales.
La contribución de los documentos sociales de la Iglesia consiste no sólo en ofrecer orientaciones a los creyentes, sino también en dialogar públicamente con otros actores y otras miradas sobre la realidad. Este es justamente el ámbito social en el que quieren situarse documentos sociales como la encíclica Laudato si´, que trata “especialmente de entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común”.
 
¿Qué puede ofrecer la teología, la moral o una filosofía fecundada por una sabiduría religiosa al mundo de hoy? De entrada, alzar una voz pública como esta, puede generar rechazo ante la supuesta ausencia de posesión de una voz legitimada para hablar de asuntos mundanos, sin competencia científica o técnica. Es verdad que una tradición religiosa como la judeocristiana no provee de manuales técnicos y científicos para manejar o entender cada una de las realidades del mundo. Pero la contribución no es la de ofrecer un saber exhaustivo inmediato para manejar y descifrar el mundo, sino un saber reflexivo justamente sobre las técnicas, las ciencias, y los procesos sociales.
 
Para ello se vale de la mediación de las ciencias, pero estas no se usan sino para ser integradas en una mirada mayor de conexión entre partes y procesos aparentemente incomunicados, y para dialogar con ellas desde una sabiduría propia fundada en su tradición histórica y cultural. Esta tradición propia puede dar cuenta de dimensiones de la realidad donde los seres humanos se juegan su desarrollo y su sentido en el mundo que han podido ser injustamente negadas en los últimos siglos. Por ello, sobre las ciencias también se ejerce una cierta cautela epistemológica en la medida en que no contribuyan simplemente a profundizar en ciertos campos, sino que a su vez, pretendan alcanzar una posición prescriptiva acerca de lo humano o de su hacer en el mundo. Por ejemplo, si la ciencia económica llega al reconocimiento de un homo oeconomicus o de una racionalidad económica unidimensional, que establece como medida única de lo humano, la Iglesia (y otros), pueden reconocer otras dimensiones negadas o desplazadas por un tipo de ciencia económica que no agota la riqueza de lo humano y las posibilidades de su racionalidad.
 
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