Los sacerdotes, un regalo para el mundo


Mensaje a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal

XCIV Asamblea Plenaria. Íntegro en www.conferenciaepiscopal.es


El Mensaje que los obispos envían a los sacerdotes con motivo del Año
Sacerdotal, convocado por Benedicto XVI, comienza asegurándoles que oran
por ellos y que dan gracias a Dios por el don de su vocación y su tarea. Es un
mensaje de esperanza, que se funda en lo que los sacerdotes son, amigos y
enviados de Cristo, y en la misión que desempeñan, la misma de Jesús.
Concluye recordando a los sacerdotes que son un regalo para el mundo.
El primer epígrafe, titulado con la cita del Evangelio de San Juan “Vosotros
sois mis amigos” (Jn 15,14), se centra en la relación personal de amistad
con Cristo, que ha de fundamentar la vida y el ministerio sacerdotales. Como
se explica en el texto, “una clave fundamental para vivir este Año Sacerdotal
no puede ser otra que renovar el carisma recibido”, lo que implica “fortalecer
la amistad con el amigo”. A su vez, esto supone que el sacerdote ha de ser un
hombre de oración, “acción prioritaria de su ministerio” y “una de las fuentes
de santificación de nuestro pueblo”.
Conocer y amar a Cristo hace “testigos” a los sacerdotes. Por eso, en el
segundo apartado del Mensaje, titulado con el versículo del Evangelio de San
Lucas “Se la carga sobre los hombros, muy contento” (Lc 15, 5), se
habla de la misión apostólica, constitutiva de la vocación sacerdotal. “Nuestra
misión es la del propio Jesús: Como el Padre me envió así os envío yo; y ha
de llevarse a cabo como lo hizo Jesús: Yo soy el buen pastor. La tarea del
pastor es cuidar, guiar, alimentar, reunir y buscar”. Los obispos señalan que
buscar es hoy tarea especialmente necesaria del buen sacerdote.
“Buscar es trabajo misionero. Se nos preparó a muchos, preferentemente,
para cuidar una comunidad ya constituida. Hoy, en cambio, cuando en
muchos de nosotros ha aumentado la edad, además de cuidar la comunidad
existente, el Señor nos pide conducir otras ovejas al redil. Es tiempo de nueva
evangelización y de primer anuncio en nuestro propio territorio. En esta tarea,
la comunidad y el pastor, a la vez, han de ser hoy los misioneros”.
El Mensaje finaliza con un tercer capítulo titulado “Queridos sacerdotes:
Cristo nos necesita”. En él, los obispos les piden a los presbíteros que se
dejen conquistar por Cristo y agradecen el testimonio de vida entregada de la
inmensa mayoría de los sacerdotes, importantes no sólo por lo que hacen,
sino, sobre todo, por lo que son; unos sacerdotes que son “un regalo para el
mundo, aunque a veces no se les reconozca”.

Madrid, 14 de diciembre de 2009