Me
gustaría compartir la experiencia que hemos tenido de reunirnos nuestra
Comunidad Tiberíades siendo guiada por un miembro de la Comunidad de Albacete.
¿Cómo
surgió esta idea? Pues la cuestión es que ya llevábamos unos años en que
nuestros guías hacían malabares para poder seguir con esa misión. Ya el curso
pasado, por circunstancias personales de muchos de los miembros a lo que se
añadió la pandemia, decidimos juntarnos en un solo grupo (ya que a la hora de
la verdad no éramos tantos) y empezamos a tener las reuniones vía on line. Al
ser un solo grupo, los guías se turnaban para ejercer de tales, cosa no muy
recomendable, pero fue lo que se nos ocurrió.
Cuando
nos visitaron Eduardo y Nacho (Presidente y Vicepresidente) nos sugirieron la
posibilidad de pedirle a otra comunidad que nos guiara las reuniones. Después
de valorar esa posibilidad, por total
unanimidad, consideramos que sería una oportunidad para vivir el sentido de
“cuerpo”, de salir de nosotros mismos y de que desde fuera se nos objetivara con
mayor libertad si cabe. Vimos adecuado hacerle
esa petición a la Comunidad de Albacete. Ellos han aceptado muy agradecidos por
esta oportunidad de mayor conexión y vinculación entre ambas comunidades, que
viene desde que ellos empezaron su andadura y han enviado a una persona, en
concreto a Almudena.
El pasado día 27, tuvimos
la primera reunión con ella, y aunque el contenido de la reunión no variaba,
era el compartir los frutos de nuestra oración en esas semanas, como ella no
nos conocía a todos (ni todos a ella), nos pidió que resumiéramos esos frutos
intentando responder a dos preguntas: ¿qué 2 o 3 aspectos de tu vida son más
recurrentes en tu oración? Y ¿cuáles son las invitaciones del Señor que sientes
con más fuerza? Así ella se podía hacer una idea de cuáles eran nuestras
misiones.
Aunque
todos sabíamos qué misiones eran las prioritarias para cada uno, nos dimos
cuenta de que en ese breve espacio de tiempo entre reuniones habían cambiado
bastantes cosas, especialmente en torno a nuestros mayores, ya que es una época
de mucho cuidarlos y cuidarnos. Agradecidos por estar en la comunidad, donde
nos sentimos acompañados y apoyados en nuestro día a día; confiando en el Señor
y dejándonos en sus manos, o por lo menos intentándolo. Queriendo ser
transmisores de esperanza, aunque tenemos que ver cómo lo concretamos.
El
que haya venido Almudena a acompañarnos, para nuestra Comunidad ha sido como
una ráfaga de aire fresco. Llevamos juntos mucho tiempo, muchas cosas vividas y
el que venga una persona de fuera, es una mirada diferente, otra forma de hacer
las cosas y creo que nos va a venir muy bien a todos.
Cristina Montoto
CVX Tiberíades (Alicante)