Ejercicios para familias en Loyola

Hacía tiempo que queríamos tener una experiencia de Ejercicios. Nos habíamos planteado la posibilidad de disponer de un fin de semana: uno de nosotros se quedaría con la familia, mientras el otro se podía ir de Ejercicios y seguir buscando la ocasión para poder hacer la experiencia completa en la vida ordinaria. Nos alegramos mucho cuando vimos el anuncio en la Web de CVX: ¡fin de semana de EE para familias en Loyola! Así que  decidimos hacer las maletas, con un poco de pereza ante las cinco horas de coche que nos esperaban y…… ha sido un gran regalo que queremos compartir con vosotros. 

En Loyola hemos vivido mucho más que unos ejercicios “con” la familia, incluso el “para” se queda corto. Han sido tres días en los que la familia ha hecho ejercicios, así como sujeto, en primera persona. Nos reunimos unas quince familias en diferentes situaciones, edades y procedencia (Tudela, Oviedo, Gijón, Madrid, Durango, Murcia, Albacete y Barcelona) con unos treinta niños, desde bebés hasta adolescentes. Los peques disfrutando en la sala de juego a cargo de Adelaida. Los más mayores (de seis a quince años) en el Albergue, contemplando la naturaleza, recuperando las huellas de San Ignacio y tomando consciencia de sus primeras mociones interiores.  Nuestra peque tiene muy claro qué es lo que más le gustó, no dudó ni un momento: “jugar con mis nuevos amigos”. Mientras tanto, los adultos, en la Casa de Espiritualidad, recibíamos la orientación y puntos del día. Todo un lujo disponer de tiempo para orar juntos como matrimonio, pero respetando el ritmo de cada uno.

Unos días en un silencio exterior muy natural, con los sonidos propios de las familias (bebés, fiebres y visita a urgencias, risas, corre-corre que te pillo por los pasillos…); pero todos profundo silencio interior, viviendo el aquí y ahora, acogiendo a Dios que se entrega. Pudimos poner al día nuestra familia, dándole un toque y afinando el oído para escuchar a Dios que nos habla. Nos paramos para recuperar la cercanía a las huellas de Jesús y tuvimos tiempo de reflexión sobre los procesos de discernimiento de nuestra familia.

En este recorrido hubo actividades conjuntas  padres-hijos. No faltó de nada,  tuvimos un magnífico concierto-oración de Maite López y hasta “San Ignacio” y “su cuñada Magdalena” nos enseñaron su casa. Pudimos conocer su recorrido como familia. Cómo educaron a Ignacio para ser un buen cortesano y cómo vieron salir de casa a un gallardo soldado… para luego verle regresar  herido, casi moribundo… ¡cuántos sueños truncados! Magdalena nos habló de su peregrinaje interior para acoger con amor la historia que Dios quería hacer con Ignacio, muy lejos de sus planes de familia. Un momento muy especial era al concluir cada día, nos reuníamos en la capilla y tras un rato de oración, hacíamos nuestro propio examen. Luego compartíamos el fruto del examen en pareja.

El broche final fue la eucaristía del domingo en la Capilla de la Conversión. Justo coincidió con el día de la madre y tuvimos un par muy especial de regalos: nuestra bendición como madres y una sandalia para cada miembro de la familia, para peregrinar todos juntos con buen rumbo.

Ahora, ya inmersos en el día día. Intentamos ver la mirada de Dios en la mirada del jefe y seguimos convencidos de que Dios nos ama profundamente tal como somos (aunque no haya quien nos despierte por la mañana….).


Disfrutamos del fruto de estos días, la confirmación de nuestra vocación principal: la familia, desde un gran agradecimiento a todos los que habéis hecho posible esta experiencia: Damián Picornell, S.J, Julia, todos los monitores, “San Ignacio y Magdalena”, Maite López… Por último,  una espléndida noticia para todos: habrá nuevas convocatorias para vivir esta experiencia. 
Pablo y Marisol, CVX Barcelona