COMÚN-UNIDAD EN COMÚN-UNIÓN:
Soy Piluca, miembro de la comunidad Pere Favre desde hace casi tres años
ya! Estos dos, casi tres, días en Madrid han sido para mí un baño de
motivación, fuerza, esperanza y unión en la misión. Y poder participar en este
Macroencuentro ha sido un regalo de Dios y de la comunidad que me invito a ir.
Fueron dos días llenos de compartir, desde la vida y misión de cada uno que me
ayudó a ver lo diferentes y lo mucho en común que tenemos. Vidas compartidas
desde la fe, desde el dolor y la esperanza de encontrar espacios (CVX) que nos
ayudan a crecer y compartir nuestra VIDA en mayúsculas. Conocí gente de todas
partes de España y tuve la oportunidad de reafirmar mi misión con el Reloj de
la Familia y ver cómo tantos y tantos trabajan por luchar por una causa justa,
desde migraciones, las cuatro estaciones y los jóvenes, entre otros.
Podría decir que el Macroencuentro me ha hecho más consciente de que
tenemos un regalo de Dios que debemos cuidar: compartir la VIDA y compartir la
MISIÓN en COMUNIDAD.
Sólo cuando nos unimos en Com-unión somos Com-unidad.
¡Gracias por tanto compartido! Espero volver a vernos pronto ;)
Piluca
CVX Pere Favre
¿QUÉ ME PASA?
¿QUÉ NOS PASA POR LA CABEZA Y EL CORAZÓN A LA GENTE DE CVX CUANDO NOS ENCONTRAMOS?
Es una
mezcla de sensaciones, ilusión, alegría, un cierto nerviosismo…, caras nuevas, rostros
conocidos, saludos tímidos, saludos efusivos…,
Pero siempre
la certeza que somos familia, que nos une la mirada interior i que vamos a estar
unas horas en sintonía de espíritu.
Avanza el
encuentro y vamos intercambiando ideas, formas de hacer, visiones de nuestras
comunidades, de nuestras misiones, de la llamada interior de cada persona.
Trabajo,
puesta en común y mirada al futuro con todo lo que hemos intercambiado y
sentido interiormente.
Somos
Comunidad de Vida Cristiana, y como tal nos sentimos acompañados por el
espíritu, con la visión que se abren nuevos caminos para seguir la voluntad del
Señor.
Volvemos a
casa con el corazón y el alma llenos de la alegría de compartir intensamente lo
que nos mueve y nos inspira, con personas de las que no importa el origen, la
residencia, la cultura, por que sabemos que nos une algo mas grande que
nosotros mismos.
Volviendo a
la pregunta del principio…, nos pasa que desde que sentimos la llamada del
señor, vamos por la vida con la alegría y la certeza que nunca caminaremos
solos*.
*Para
los que os inspire la música, podéis escuchar “You Never Walk Alone”de Gerry
And the Pacemakers.
Xavier Vilageliu
CVX La Vinya Galilea
BAJO UN CORAZÓN MISIONERO
Del 29 al 31 de octubre se realizó el Macroencuentro de misión de la CVX-España en la ciudad de Madrid. Nos congregamos 54 personas de diversas comunidades de todo el país para compartir nuestras experiencias de vida en misión.
Ha
sido un encuentro muy fructífero, pero sobre todo muy esperanzador porque nos
anima a fortalecer nuestro compromiso comunitario para seguir viviendo en el
servicio del amor.
Desde
el primer día de encuentro sentí el calor de la acogida y desde la espiritualidad,
que nos mueve a soñar por una sociedad más justa, digna y con equidad, tomamos
conciencia de la vida apostólica que está inmersa en una dimensión social,
política, eclesial y comunitaria. Partimos desde una mirada individual haciendo
hincapié en la escucha del llamado al servicio que nos permite también poner
los pies firmes en la realidad apostólica en donde nos relacionamos y actuamos
en favor del menos favorecido.
La
oración personal del sábado 30 nos dispuso a reflexionar sobre el carisma misionero
de la CVX y a través de este carisma dejarme ser en la palabra de Dios para así
obrar con misericordia y caridad y poder entregarme al servicio como cristiano
de mediación para construir puentes de diálogo y tolerancia.
El llamado que sentí en
este encuentro fue disponerme para la misión en la construcción del Reino de
Dios. Para ello estuve en permanente oración para pedir su gracia con humildad,
recibir los dones de Dios con gratitud y ofrecerme al prójimo con generosidad.
El ser contemplativo en la acción me abre más el panorama para estar cerca de
la opción preferencial por los más vulnerables.
El fortalecer
mi vocación al servicio de la misión es también estar disponible para seguir
trabajando por la justicia. Y a pesar de las dificultades o desolaciones que
hemos e iremos encontrando en nuestro camino en el Señor siento su confianza y
fortaleza para que desde el discernimiento pueda asumir más retos que me
permita solidarizarme con el que nadie quiere estar, estar donde nadie quiere
estar y estar como nadie quiere estar. Nuestro estilo de vida en la CVX es
también reconocer que nos acercamos a un Dios de sorpresa que nos invita a
soñar con otros y para otros.
Terminamos
la jornada del domingo 31 más afianzados en la misión común de la CVX, apostando
por un servicio más integral con una visión a futuro inspirados por las
recomendaciones recabadas en la Asamblea de Pamplona (2019) para seguir
creciendo en misión. Este Macroencuentro me interpeló a reflexionar sobre ¿para
qué estoy aquí? ¿qué quiere Dios de mí? El Espíritu Santo se manifiesta de
muchas maneras, pero sobre todo nos habla desde nuestra experiencia de vida. Me
habla desde mi ser de estar en el mundo para así poder escuchar y responder a
nuevas llamadas encarnadas en el mundo y en la Iglesia de hoy, tolerante e
inclusiva.
Por
último, he sentido que el Espíritu me convoca y me llama para salir al encuentro
de aquellas personas que aún no sienten la consolación de nuestro Señor y ante
ello, desde una mirada de vida esencialmente apostólica, me siento identificado
con el vivir el Evangelio de Salvación para ser vida que inspiren a otras vidas
a la conversión. Me imagino a Cristo cómo actuaría en estos tiempos para
acompañar a las personas oprimidas y desde una mirada a mí mismo reafirmo mi
compromiso por todo lo que he hecho, hago y lo que debo hacer por Cristo
nuestro Señor.
Agradezco este tiempo de encuentro que me ha hecho “revivir el calor de esa primera llamada” al servicio del amor y dar ese paso adelante siguiendo su palabra que se hace verbo en mi corazón misionero.
Alfredo Holgado
CVX Sagrada Familia