2ª sesión de Comunidad de aprendizaje en el proyecto de diálogo cívico desde la espiritualidad ignaciana
El fin de semana del 14-15-16 de junio fue otro regalo que nuestra vocación compartida nos ofreció a los allí convocados. A pesar de la complejidad que nos parece traer el título de esta reseña, no fue nada más que bajar a lo más profundo de nosotros mismos, donde nos encontramos con nuestra fuente común (PyF), buscar el rostro de Dios en los demás y dejarnos guiar por el Espíritu, dejarnos hacer.
Al comienzo recibimos la
invitación de recoger las sensaciones y el poso de aquellos registros que se
nos quedaron in-corporados del fin de
semana anterior. Desde ahí, comenzamos a adentrarnos en la segunda semana de
ejercicios en torno a nuestro tema de cómo vivir la realidad de las identidades
territoriales de las comunidades divididas, pasando de lo personal a lo
colectivo: ¿cómo vivir con Él y como Él?
Teniendo muy presente el
propósito que teníamos como comunidad de aprendizaje, y con el fondo de la
meditación de 2 banderas, desarrollamos diversas dinámicas de trabajo. En
oración personal, trabajando la confianza en parejas, círculos de escucha en
tríos, herramientas de posicionamiento del grupo respecto al tema que nos
traía…
La experiencia nos trajo
aprendizajes muy significativos: el uso apropiado de la libertad nos permite el
desapego, la humildad, un corazón desarmado. La humildad es el valor ignaciano
por excelencia para resolver conflictos. Esto se vivenció claramente en dos
herramientas de mediación que experimentamos allí con personas de pensamientos
y sentimientos diferentes.
Por otro lado, fue muy importante
el no subestimar la fuerza del Espíritu, la escucha desde el corazón, el
dejarnos hacer y moldear por nuestro Principio y Fundamento, por la experiencia
de primera semana.
El domingo trabajamos en
discernimiento común orante como comunidad de aprendizaje para responder a una
invitación concreta que habíamos recibido desde una comunidad CVX en Barcelona:
la posibilidad de celebrar nuestro próximo encuentro y sesión de comunidad de
aprendizaje en Cataluña. La invitación nos ofrecía la posibilidad de conocer la
realidad de cerca, de poner rostros y personas detrás de la defensa de las
ideas y pensamientos políticos y territoriales, y de “tocar la herida” para
poder amarla.
Como resultado del
discernimiento, la respuesta que se le ha dado a la comunidad CVX en Cataluña
es que sí, que con mucho agradecimiento e interés, consideramos que puede ser bueno para el
proceso de desarrollo de la herramienta ignaciana para el diálogo cívico en la
resolución de conflictos, vivenciar aquello y estar allí.
Terminamos con una eucaristía de
agradecimiento, de encuentro, de sentirnos comunidad, unidad en la diversidad.
Un regalo.
Ahora toca prepararnos
internamente para vivir el siguiente encuentro, in-corporando los aprendizajes de la segunda sesión.