Profesor de Sociología y Trabajo Social de la
Universidad Pontificia Comillas, director del Instituto Universitario de la
Familia, presidente de RAIS Fundación y miembro de CVX Galilea (Madrid), Fernando Vidal (Vigo, 1967) descubre la historia de la
paternidad y su importancia para la humanidad en su libro “La revolución del
padre”.
Dice usted que el padre implicado en la
crianza de sus hijos marcó un antes y un después en la evolución de nuestra
especie.
El ser
humano comienza cuando el triángulo que hay alrededor de él, formado por padre
y madre, se hace cualitativamente más complejo. Y eso lleva a que el cerebro
tenga que desarrollarse mucho más. Los últimos estudios sobre paleoantropología
están demostrando que el crecimiento del cerebro se debió a una
hipersociabilización. Y en eso, el padre fue tremendamente importante porque,
por primera vez entre los mamíferos, el padre asume una implicación
cualitativamente distinta en la vida del hijo.
El papel del padre ha ido diluyéndose y
muchas mujeres deciden tener hijos solas. ¿Sirve para algo un padre?
Aunque
uno tenga solamente una madre, de una forma ausente, uno siempre tiene un padre
soñado, un padre de referencia. Uno siempre dialoga con ese padre que no tuvo,
ese padre que falleció o ese padre del que se carece. Es un triángulo que está
en nuestra psicología más íntima. La discusión posmoderna entiende al padre
como una mala madre, un hombre que no puede ser madre, un segundo progenitor o
una segunda figura de referencia. Lo que nosotros proponemos es que el padre
tiene una singularidad muy interesante y cuando la minamos estamos
empobreciendo la diversidad humana.
¿Y qué es lo específico del ser padre?
El hijo
siempre es interior a la madre. Siempre hay una relación de comunión. El padre
se relaciona con el hijo porque se vincula a él, no de una forma biológica,
sino desde fuera y desde allí lo llama. Yo diría que lo específico del padre es
esa llamada continua al hijo para que salga, para que establezca una relación
de salida con la sociedad. El padre impulsa al hijo a la aventura, a la
exploración, a ir más allá del límite, de las fronteras, que es lo específico
de la condición humana. La madre también puede hacer esta función de sacar el
hijo, de impulsarlo hacia afuera, pero el que siempre lo hace es el padre.
¿Cómo es el padre de hoy?
Los
padres queremos implicarnos más, ser más tiernos, más comunicativos, dedicarnos
a la crianza directa de nuestros hijos, pero por otra parte hay una gran
tendencia a la deserción paterna y por eso nosotros en el libro proponemos esa
revolución para comprometernos con los hijos.
Publicado
el 9 de julio en la web de “Diócesis Málaga”:
https://www.diocesismalaga.es/pagina-de-inicio/2014049398/el-ser-humano-comenzo-con-la-implicacion-del-padre/