"Experimenté la mejor definición de 'acogida' que he conocido un 28 de enero de 2018"

Llegué con el espíritu gozoso. Contento por tener otra oportunidad de compartir, dejándome sorprender. Llegué sin miedo, y con dudas. Y me fui aún más gozoso. Lleno de buenas sensaciones y con una gran certeza: es imposible que me esté equivocando.
Fue hace unas tres semanas, a finales de enero, en el Centro Arrupe de Sevilla. Fui como miembro de un grupo de acogida y me fui como un cristiano más, y merendado, porque hubo pastelería y bollería casera repleta de delicioso cariño artesanal.
Yo no soy jesuita, ni religioso. Soy laico, como casi todas las personas que estoy conociendo. Este enclave de fraternidad desinteresada, este punto de encuentro de personas con inquietudes y con fe, es también un cruce de caminos natural, humano y libre que pone a Dios en el centro de todo, que intenta dejarse interpelar y guiar por él y que tiene en la espiritualidad ignaciana una herramienta de oro.
Me pidieron que escribiera esto para reflejar mis impresiones. Para contar lo que pasó desde mi experiencia. Y lo que pasó fue que Macarena y Javier nos contaron su camino, dejándose preguntar, cuestionar… e incitando a la sana reflexión interna de cada una, e incluso, a compartir vida. Y digo “incluso” porque muchas de las veinte personas que acudimos no nos conocíamos.
Muchas de las dudas, sobre el orden de las etapas o sobre la casuística de cada grupo, fueron resueltas, pero creo nadie se pasó aquella tarde por allí para despejarlas y, mucho menos, buscando certezas. La gente, la de Huelva y Cádiz, la de Sevilla, la de Fundamentación, la de Acogida, la de Discernimiento, la que lleva años y la que acaba de llegar, la que ha concluido los ejercicios y la que ni se plantea hacerlos por ahora…, fue a compartir vida, y eso hicimos.
Hace poco, en Casa Mambré, una persona me dijo “la etapa de Acogida es la más importante, no porque sea la primera, ni por la posibilidad de que la persona encuentre su camino ligado a la CVX, sino, sencillamente, porque es aquella en la que se puede arrojar la luz necesaria para encontrar el camino, sea cual sea: el camino de la felicidad.
Le doy gracias a Dios por alimentar los corazones de la gente que se siente acogida, esa misma que después acoge, sin más. Le doy gracias a Dios por esas redes familiares, por la CVX. He experimentado la mejor definición de acogida que he conocido: dejarse interpelar desde la libertad, el amor y la fe. 
Isaac Sánchez, CVX en Sevilla
Publicado en el Facebook de CVXComunidad de Vida Cristiana en Sevilla