La Formación en
Identidad y Misión que la Provincia está llevando a cabo con laicos de todo el
territorio, tuvo un segundo encuentro, sectorial de pastoral, del 27 al 29 de
octubre en Madrid que se ha titulado "Mi vocación y misión en el marco del
sector pastoral de la Compañía", aunque los laicos participantes la hemos
rebautizado como "No es lo mismo" a raíz de la ponencia del Prof.
Pedro J. Gómez Serrano y aludiendo a la famosa canción del cantante Alejandro
Sanz.
Este
encuentro pertenece al primer bloque de formación inicial, del que ya se hizo
un primer encuentro, en diferentes sedes, el pasado junio. Si ese primer
encuentro por zonas y simultaneo trató sobre el conocimento de la vida de San
Ignacio, la historia de la Compañía y la espiritualidad ignaciana, este segundo
ha sido sectorial de pastoral de la Provincia.
Los
41 asistentes nos reunimos en la Casa de Espiritualidad que las Esclavas del
Sagrado Corazón tienen en Madrid, para profundizar en la propia vocación
implicada en la misión pastoral de la Compañía, relfexionar sobre la tarea
pastoral en la sociedad actual y conocer mejor este sector de la Compañía.
Fuimos acompañados en todo momento por Álvaro Alemany sj, José Yruela sj, y
Manu Arrúe sj.
Tras
una acogida inicial el viernes noche, en la que todos fuimos interpelados sobre
cómo llegábamos al encuentro y cómo deseábamos marchar, en sendas dinámicas
dirigidas por Íñigo García de Amézaga, el resto del tiempo trabajamos de forma
muy activa sobre el propio itinerario personal y la identidad ignaciana que nos
conduce a concretar una misión pastoral al estilo ignaciano y las vivencias de
la fe en nuestra realidad. El esquema de trabajo respondía a breves
exposiciones y un concreto trabajo personal en oración de los participantes,
que daba paso a una reunión en pequeños grupos para una puesta en común y
conocer los testimonios variados y singulares del resto de compañeros. Tras un
diálogo, se llegaba a conclusiones que concretaban la esencia de la pastoral de
la Compañía de Jesús.
El
contenido trabajado comenzó con el propio itinerario personal, reflejado en la
construcción de la persona de Pedro y su vocación, desde su llamada hasta las
negaciones y el perdón.
Una
reflexión sobre los secuestros que la sociedad actual nos hace de los deseos,
la acción y las ideas, nos llevó a plantearnos la necesidad de volver a
ordenarnos utilizando la herramienta de los Ejercicios. La misma que nos ayuda
en la búsqueda de la propia vocación, que te lleva al compromiso con una misión
concreta: el modo ignaciano de hacer pastoral, en nuestro caso.
Tras
un estudio de varios fragmentos de las Constituciones y el compartir
anteriormente explicado, fuimos capaces de concretar como rasgos de este modo
ignaciano de pastoral: transmitir un mensaje discernido de Esperanza a las
fronteras, generar procesos y espacios de vida, apertura a las fronteras donde
otros no llegan, propiciar y ofrecer procesos profundos de experiencias
fundantes de Dios, escucha, renovación en la transmisión de la fe
arriesgándonos, incluso, a cosas nuevas. Todos nos llevamos estos ítems al
compromiso de revisarlos en nuestras diferentes obras pastorales.
Comentario
destacado para la ponencia del Profesor de Economía Internacional y desarrollo
de la U.Complutense y Prof. del Instituto de Pastoral de Madrid, Pedro José
Gómez Serrano, que nos hizo un "Análisis creyente de la realidad",
sacudiendo y removiéndonos con pinceladas sobre los desafíos globlales, las
tecnologías, el compromiso social y político y los cambios culturales y
climáticos.
La
mañana del domingo, se organizaron cinco talleres en los que fuimos rotando y
que nos presentaron realidades pastorales concretas de la Compañía como el
proyecto SEPAS y la RED+FAMILIAR del Arrupe de Valencia, el testimonio de
Transmisión de la fe en la parroquia del Milagro de San José de Salamanca, las
dinámicas del Centro Pastoral Fe-Cultura-Justicia de Málaga, la Pastoral MAG+S
de los Grupos Javier en Zaragoza y el compromiso apostólico de CVX como
comunidad laical ignaciana.
El
encuentro terminó con una eucaristía que comenzamos en la sala donde habíamos
compartido vida juntos todo el fin de semana y terminó en la capilla del Pozo
de la casa.
Una
vez más, tocó despedirnos. Y esta vez costó más que aquella despedida del
primer encuentro en junio. A la alegría de reencontrarnos y reconocernos al
llegar, se sumó el compartir, la riqueza que el otro nos aportó durante el fin
de semana. La sensación general fue de pertenecer más aún a las obras
pastorales de la Compañía. Poner nombre y corazón a cada una de ellas nos
alentó a permanecer en contacto el resto de meses que faltan para volver a
vernos en el tercer y último encuentro (que esta vez volverá a ser
intersectorial) de esta fase inicial, en junio de 2018.
Hasta
entonces, un abrazo en el Señor.