Por Lorena Pérez, voluntaria de CVX Ecuador
enviada por la Comunidad Mundial en Leticia (Amazonas, Colombia).
“Tudo está interligado como si fossemos um. Tudo está interligado nesta casa comum”.
Mantra Amazónico em
portugués
Este mantra me ha acompañado durante todo
este mes, todos formamos parte de esta madre tierra y de este universo, estamos
conectados unos con otros y juntos dentro de esta Casa Común, todo lo que
hagamos tiene afectación en el otro sea ser humano, animal, planta, es decir
todo ser viviente de nuestro planeta, grande o pequeño, depende de nuestra
manera de actuar, del estilo de vida que elijamos, de lo que hacemos o de lo
que dejemos de hacer.
Desde esta reflexión, puedo decir que si nos
damos cuenta en realidad nunca estamos solos, la soledad puede ser una
sensación temporal de la persona que depende de esa capacidad para abrirse y
sentir con el otro, siempre estamos cercanos y relacionándonos continuamente
con otras personas o seres vivos, a quienes podremos percibirlos desde nuestros
sentidos. Por lo tanto, puedo ser responsable de lo que le sucede al otro tanto
de bueno como de no tan bueno. Suena fuerte porque a nadie le gusta que la
felicidad o armonía dependa del otro. Muchos libros de psicología nos motivan a
buscar nuestra propia felicidad dentro de nosotros y eso me parece muy bien,
solo que algunas veces nos pasamos la vida centrados en nosotros mismos y en la
búsqueda de la felicidad que se nos pasa la vida en eso, y caemos en el
individualismo, en el cual está sumergido el mundo, y nos olvidamos que la
felicidad es algo de doble vía, es decir, que es un dar y recibir
incondicionalmente, yo en gratuidad me dono al otro y el otro se me da
gratuitamente. Al estilo de Jesús, quien nos invita junto a él a recrear
continuamente este mundo y a encontrar el rostro de Dios en el otro, que en
esta Casa Común hay espacio para todos y que lo importante es aprender a
convivir juntos en armonía, en Su amor.
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