En el marco de la Cuaresma, desde el Taller de oración nos
proponen orar poniendo el corazón en la administración de bienes y en mi
capacidad para invertirlos. Jesús me avisa que la dinámica de la vida me puede
llevar a pasar por alto las cosas que para Dios son verdaderamente importantes,
priorizando en cambio otras más temporales, materiales, superficiales. Y me
invita a poner mi fe y confianza en Él, por encima de otras seguridades, a la
hora de gestionar mis recursos.
Y les dijo: ¡Atención! ¡Guardaos de cualquier
codicia, que, por más rico que uno sea, la vida no depende de los bienes! Y les
propuso una parábola: Las tierras de un hombre dieron una gran cosecha. Él se
dijo: ¿qué haré, que no tengo dónde guardar toda la cosecha? Y dijo: Haré lo
siguiente: derribaré los graneros y construiré otros mayores en los cuales
meteré mi trigo y mis bienes. Después me diré: Querido, tienes acumulados
muchos bienes para muchos años; descansa, come, bebe y disfruta. Pero Dios le
dijo: ¡Necio, esta noche te reclamarán la vida! Lo que has preparado, ¿para
quién será? Así le pasa al que acumula tesoros para sí y no es rico a los ojos
de Dios. (Lc. 12, 15-22).
Publicado en el blog “Taller de oración” de
CVX Valladolid: