Tejiendo igualdad: ¡No más
precariedad laboral!
Carmen, de 26 años,
trabaja de reponedora en una gran superficie. Se desplaza 100km para trabajar 3h.
cada jornada por 3,5€/h. “Tal y como está el mercado del trabajo, me temo que
gran parte de mi vida laboral y la de mucha gente va a ser así de precaria
mucho tiempo.”
Junto a Carmen y a
tantas mujeres y hombres que sufren condiciones injustas celebramos el 8 de
marzo el Día de la Mujer Trabajadora, un símbolo de la lucha de las mujeres
trabajadoras por el reconocimiento de la dignidad, lucha que hoy ha de seguir
viva.
El trabajo debe
respetar a la persona en todas sus dimensiones, porque el trabajo es «la
“clave esencial” de toda la organización social, condiciona el desarrollo no
sólo económico, sino también cultural y moral, de las personas, de la familia,
de la sociedad y de todo el género humano» (Laborem exercens 3). Sin
embargo, hoy el trabajo no respeta la persona y su dignidad, relegándola al
beneficio económico, y generando: precarización laboral, desigualdad, no conciliación
labora, empobrecimiento y violencia contra la mujer.
El papa Francisco nos
recuerda que “el trabajo es sagrado, el trabajo da dignidad a una
familia y debemos rezar para que no falte el trabajo a ninguna familia”. “Cuando
el trabajo se separa de la alianza de Dios con el hombre y la mujer, cuando se
separa de sus cualidades espirituales, cuando es rehén sólo de la lógica de la
ganancia y desprecia los afectos de la vida, la degradación del alma contamina
todo.”
La
HOAC y la JOC, como Iglesia encarnada en el mundo obrero y del
trabajo queremos decir alto y claro que:
No
podemos callar ante la injusticia social, ante la violación de los derechos
de las trabajadoras y trabajadores.
No
podemos permanecer al margen ante la realidad de la violencia contra las
mujeres y hemos de dar pasos en la sensibilización y formación.
No
podemos continuar utilizando lenguajes y prácticas excluyentes,
discriminatorias que justifiquen el empobrecimiento y la violencia contra las
mujeres.
Invitamos
a la sociedad a implicarnos en la defensa del trabajo digno para que entre
todas y todos eliminemos la precariedad, la desigualdad y el empobrecimiento
que afecta a tantas trabajadoras y trabajadores.
Exigimos
a gobiernos, instituciones y organizaciones sociales el incremento
de políticas de igualdad que reconozcan a la mujer su dignidad, su
plena integración y protagonismo en la vida social.
Hacemos
una llamada para avanzar hacia la igualdad en el seno de nuestra Iglesia,
a fin de que la aportación femenina enriquezca decididamente a la comunidad
eclesial como ya proponía el Concilio Vaticano II.
En este 8
de marzo, la HOAC y la JOC, junto a toda la Iglesia y la sociedad entera
nos comprometemos en una acción transformadora que nos compete a todas y a
todos, luchar por desterrar la violencia económica, laboral, social y
cultural contra las mujeres trabajadoras, acompañando sus vidas, sus
esperanzas, abriendo caminos nuevos que posibiliten otra forma de
vivir, de organización económica y social, y otra cultura que respete la
dignidad de las personas por encima de todo.