Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2017

Hoy se celebra la Jornada Mundial del emigrante y del refugiado con el lema, “Menores migrantes vulnerables y sin voz. Reto y esperanza”.

Un lema con el que el papa Francisco nos invita a fijar nuestra mirada en los niños migrantes porque “son menores, extranjeros e indefensos… Ellos quienes más sufren las graves consecuencias de la emigración, casi siempre causada por la violencia, la miseria y las condiciones ambientales, factores a los que hay que añadir la globalización en sus aspectos negativos."


Con motivo de esta Jornada, desde la Campaña Hospitalidad de las obras sociales de la Compañía de Jesús (Entreculturas, Servicio Jesuita a Migrantes, ALBOAN y Fundación Hogar de San José) denuncian las dificultades añadidas que sufren los jóvenes extranjeros no acompañados.

El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) ha detectado casos de jóvenes a los que, una vez acabada la tutela pública durante su minoría de edad, no se les tramita la autorización de residencia a la que tienen derecho o no se les entrega la tarjeta de residencia tramitada. Además, se les deniega el acceso a sus expedientes y datos personales que les permitirían regularizar su situación una vez alcanzada la mayoría de edad. Son jóvenes ex tutelados a los que la falta de documentación les deja en una situación de gran vulnerabilidad: no pueden regularizar su situación, ni trabajar legalmente, ni acceder a recursos y mecanismos de protección social, viéndose condenados a menudo a permanecer sin domicilio fijo.

Igualmente, el SJM denuncia otros casos de vulnerabilidad: menores internados en CIE (7 en 2015), menores refugiados separados de sus familias en Melilla, internados en centros de protección en espera de los resultados de las pruebas de ADN que confirmaran la relación paterno-filial; o que han sufrido deficientes condiciones de alojamiento hasta poder pasar a centros de acogida de refugiados en la Península.

Así, las obras que somos parte de Hospitalidad, instamos a que los poderes públicos y las administraciones velen por la protección y la integración de los menores extranjeros no acompañados. También pedimos que las políticas de cooperación internacional, en la senda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incidan en las causas de la pobreza, la desigualdad, y los conflictos armados como origen de esta migración forzosa con consecuencias de alto riesgo para los menores. Igualmente, y como parte de estas políticas de cooperación internacional, creemos que deben aumentar los fondos destinados a Acción Humanitaria en los sectores de educación y protección de la infancia, de tal manera que se mejoren las condiciones de vida de estos menores en los países de tránsito o en otros países de acogida.  Hacemos un llamamiento a brindar hospitalidad en todas sus formas: ofreciendo soluciones duraderas y adecuadas para la acogida e integración de las personas migrantes y refugiadas y fomentando la educación para la ciudadanía global para promover la convivencia intercultural para prevenir la radicalización.