Artículo en entreParéntesis: “El asesinato de Emmanuel Chidi refleja toda nuestra época”

Fernando Vidal, de CVX-Galilea, escribe sobre el dramático caso del refugiado nigeriano Emmanuel Chidi Namdi, perseguido por Boko Haram, fue asesinado por un ultra en Italia el pasado 6 de julio. Cuando una sociedad pierde su alma puede pasar hasta lo que parece imposible.
 
Sobrevivió a Boko Haram pero perece asesinado por un racista europeo. Hay veces que la historia de un solo hombre refleja el estado de toda una época. Ese es el dramático caso del refugiado nigeriano Emmanuel Chidi Namdi: sobrevivió a la persecución terrorista de Boko Haram que mató a su hija y padre pero ha sido asesinado por un ultra racista en un pequeño pueblo italiano.
 
Emmanuel tenía 36 años y estaba casado con Chinyery, también nigeriana, de 24 años. Estaban andando por la calle en Fermo, una localidad del centro de Italia cuando un hombre de 35 años y 1,90 de altura llamado Amedeo Mancini comenzó a insultar a Chyniery llamándola “simia africana”. A la vez comenzó a tirar de su brazo para abusar de ella. Emmanuel trató de defenderla y entonces Amedeo se lanzó contra él y le golpeó la cabeza hasta que Emmanuel cayó inconsciente en coma. El miércoles 6 de julio (2016) falleció.
 
Amedeo Mancini es un tipo de europeo radical que parece ganar poder en el continente. Es un ultra del fútbol, de ideología xenófoba y vinculado a un grupo neofascista. Es propietario de una pequeña empresa ganadera. En vez de asumir su culpa racista, encima ha criminalizado a la víctima diciendo que creía que iban a robar un automóvil. Dos historias de dos jóvenes de la misma edad, Emmanuel y Amedeo, de 36 y 35 años, lanzadas una contra la otra en medio de este tiempo violento que sufrimos.
 
El cuerpo de Emmanuel lleva inscrito todo el dolor de nuestro tiempo: ha sufrido el terrorismo, la peor migración, la acogida de una comunidad y finalmente perece por el odio racista.
 
Emmanuel y Chinyery eran una pareja con una hija y ella estaba embarazada de un segundo hijo. Vivían en la aldea donde habían nacido, en la zona de Nigeria tomada por los terroristas de Boko Haram. Los yihadistas atacaron a la comunidad católica del lugar, de la que esa familia formaba parte. Quemaron la iglesia y provocaron una matanza. La hija de la pareja sucumbió y también fueron asesinados los padres de Emmanuel. La pareja escapó del lugar y se dirigieron a Europa a pedir asilo.
 
Tomaron una barca de la mafia costera para cruzar el Mediterráneo. Pero el viaje fue trágico: dadas las durísimas condiciones de la travesía, Chinyery abortó y perdieron a su hijo. Llegaron a Italia y gracias a una comunidad católica fueron acogidos en la localidad de Fermo el pasado noviembre de 2015. Dado el peligro extremo que si vida corría en Nigeria, ambos consiguieron el estatuto de refugiados. Este medio año ha sido un tiempo de duelo por la brutal pérdida de su hijo pero también les unió hasta tal punto que pidieron al padre Vinicio, el párroco, que les casara el pasado enero. Al fin había acabado la pesadilla y ahora Europa les protegía…
 
La crisis económica, política y de valores que padece Europa ha provocado que parte de la ciudadanía reaccione volviéndose destructiva. Los refugiados tan solo son chivo expiatorio de tanto dolor social convertido en ira egoísta. De hecho, las organizaciones italianas han sido objeto de severos ataques que han llegado a cercar albergues de refugiados amenazando con quemar vivos a albergados, profesionales y voluntarios. Para aumentar las contradicciones y que no falte nadie en esta farsa, ha sido publicado que la mafia tiene su propia red de albergues y ONG, articuladas con sus redes de tráfico de personas y los capos pagan algunos de esos ataques al haber sido denunciados por los activistas sociales italianos. También la comunidad católica de Fermo que acogió a Emmanuel y su esposa había sido amenazada por los racistas y habían puesto bombas a sus puertas.
 
La historia tiene todos los componentes para dar cuenta del mayor drama de nuestro tiempo. Atraviesa el mundo de Sur a Norte, del terrorismo islamista al terrorismo racista y en medio el brutal tráfico de personas que está haciendo todavía más ricas a las mafias y los corruptos a sueldo.
 
Parecía increíble que Europa pudiera llegar a esto. Parecía imposible que Reino Unido abandonara una Unión que costó dos guerras mundiales. Parecía imposible que la ultraderecha venciera en elecciones. Parece imposible que pueda ganar Trump. Parece imposible que pueda ganar Le Pen, parece imposible que lo peor de nuestra historia vuelva a repetirse. Activémonos para luchar contra lo peor porque cuando una sociedad pierde su alma puede pasar hasta lo que parece imposible.
 
(Este post ha sido escrito con información procedente de Beatrice Montini en El Corriere della Sera del 7 de julio y Paolo Galloru y Chiara Nardinocchi de La Repubblica del 7 de julio).