“Lenguaje de la sabiduría y encuentro con el otro”

El blog de CVX Arrupe Elkartea publica unas reflexiones de Asier Arpide, miembro de la Comunidad y Coordinador del Equipo de Migraciones de CVX España, tras su presentación de la Campaña de Hospitalidad en el pasado encuentro de la CVX Loiola en Vitoria.
 
Tras el encuentro de CVX Loiola, celebrado el pasado domingo 24 en Vitoria, me quedé con las ganas de compartir algunas reflexiones que me surgían en relación al lenguaje de la sabiduría y el encuentro con el “otro”.
 
En el espacio del grupo no lo hice por reservarlas de cara a la presentación de la Campaña de Hospitalidad, y en ese momento se diluyeron con toda la información que intentaba volcar en poco tiempo.
 
Así que ahora, de forma más reposada y con la intención de llevar un poquito del encuentro a los que no pudisteis estar, os lo hago llegar.
 
El contexto, la Campaña de Hospitalidad (www.hospitalidad.es) y la propuesta que en el entorno de la CVX podemos hacernos especialmente en el ámbito de la acogida.
 
¿Qué tiene que ver todo esto con el lenguaje de la sabiduría? La respuesta surge espontánea cuando se entiende que es una invitación para poder establecernos y comunicar en las fronteras, cuando la identidad está diluida, cuando no existe la capacidad profética porque la fe nos falla, cuando se quiere habitar el mundo desde lo profundo, cuando como cristianos queremos y apostamos por construir Reino en respuesta a su llamada, y eso pasa por estar abiertos al encuentro con el “otro”, con el hermano, reconociendo a Dios también en él.
 
En una Europa sin más identidad que la de los mercados, en la que los políticos no son precisamente líderes que marquen horizonte y que puedan ser inspiradores y profetas, sino que los mensajes se dictan desde el miedo y la inseguridad, desde la cerrazón y el egoísmo, donde los pequeños acuerdos “solidarios” (reasentamiento) corren el riesgo de fracasar por falta de voluntad, y son contradictorios con otras medidas que les vacían de contenido (acuerdo UE-Turquía), hace falta más que nunca la vuelta al encuentro con Dios en lo cercano, en lo profundo, en lo cotidiano… En el encuentro del día a día.
 
El encuentro con el otro no tiene porque generar grandes reflexiones, ni líneas estratégicas, ni profecías; el encuentro con el otro genera realidad. Habla por sí  mismo. Tiene una tremenda capacidad de transformación en el ámbito personal, y en la medida que se desarrolla genera otra construcción social. El encuentro nos transforma personal y socialmente, nos obliga a salir de nosotros mismos, de nuestros acomodos, de nuestros ritmos… Nos pone en la clave del otro. Nos exige y a la vez nos enriquece.
 
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