A los jesuitas y colaboradores en la misión compartida
Queridos compañeros y amigos:
Vivimos un año de gran importancia para Europa y nuestro país. Las diversas citas electorales que estamos teniendo generan un debate sobre cuestiones significativas para el presente y el futuro de nuestra sociedad. Todo ello sucede mientras aún nos hallamos inmersos en las graves consecuencias sociales que la crisis económica sigue dejando en tantas personas.
En este contexto complejo y desafiante, los sectores apostólicos de la Provincia quieren pronunciar una palabra conjunta que ilumine y ayude a interpretar el tiempo actual. Han impulsado una reflexión, cuyo fruto es el documento “Crisis de solidaridad, solidaridad ante la crisis”. Su finalidad principal es animar a la meditación personal y compartida en comunidades, obras, plataformas apostólicas y sectores, que inspire nuestra contemplación de la realidad y nuestro compromiso evangélico a favor del bien común. Con cierto atrevimiento, deseamos que sea una palabra que contribuya al debate público en este momento.
Os presento el documento en dos versiones: por un lado, el texto completo; por otro, un resumen para quienes desconozcan las cuestiones tratadas. En la guía de utilización que también os adjunto, encontraréis orientaciones más concretas para usar y difundir el texto.
Me gustaría subrayar especialmente dos aspectos de esta iniciativa. En primer lugar, la decisión para elaborar el documento ha sido promovida simultáneamente por los sectores apostólicos de la Provincia. El texto es un trabajo conjunto y detrás de su mensaje yace una verdadera unión de ánimos. En segundo lugar, elegir la solidaridad como criterio de transformación evangélica de la realidad es un modo de dirigir nuestros pasos apostólicos a las fronteras y periferias, y de suscitar esa ciudadanía activa y comprometida, que tanto soñamos en nuestro Proyecto Apostólico.
Os invito a leer y rezar el documento. En lo que podáis, difundidlo entre todas las personas que forman parte de la familia ignaciana. Nunca como ahora, nuestro Señor nos hace su llamamiento a ser prójimos de quienes hoy experimentan abandono en una sociedad que levanta demasiados muros infranqueables. Esos muros sólo los puede cruzar el don divino de la solidaridad humana.
Con todo mi afecto en el Señor,
Francisco José Ruiz Pérez, SJ