Por
desgracia, no podemos pasar de puntillas por la cruz.
Quisiéramos
que llegara la vigilia pascual,
ahorrándonos
ese sábado silencioso y rutinario, vacío.
Tenemos
prisa porque pase nuestro cáliz.
Y sin
embargo, Dios está ahí,
justo
donde no queremos mirar.
Cuando
miramos, encontramos el Misterio,
nos
hacemos frágiles y vulnerables.
No
queremos.
Porque
ahí, no hay respuestas.
A veces
no hay ni sentido.
Pero
Tú, estás.
Hoy tu
Evangelio,
tu
buena noticia,
pasa
por horas bajas.
También
le han puesto un cartel
que
habla mal de él.
Y sin
embargo,
el buen
ladrón se alegró
de
encontrarte ahí,
precisamente
ahí.
Seguro
que en
ese lugar oscuro y triste
donde
ahora te encuentras,
Jesús está,
en otro
que también sufre
y
espera
poder
creer la Buena Noticia
que
también habita en la cruz.