¡Feliz día mundial! La familia: llenad las jarras vacías.

En este año especial marcado por el Sínodo de la Familia, el Consejo Ejecutivo mundial nos invita, con ocasión del Día Mundial, a reflexionar sobre la familia, una de las cuestiones que aparecieron con fuerza en la asamblea de Líbano.
(Textos de Proyectos 161):

Nos sentimos llamados a mostrar apertura, compasión, respeto y sensibilidad hacia las personas que pertenecen a realidades familiares diversas, y a crear procesos de formación para parejas y familias, en colaboración con otros.

CVX España ya había comenzado a responder a estas cuestiones con la iniciativa del Reloj de la Familia, que ha desarrollado el equipo de Familia y se ha ido extendiendo por toda España, e incluso más allá. 

"Una vez más invitamos a nuestras comunidades a compartir sobre las fructíferas experiencias de misión de diversas realidades familiares, con espíritu de apertura, gratitud y creciente disponibilidad al movimiento del Espíritu de Dios en misión. 
Ninguna de nuestras propias situaciones familiares son perfectas. De hecho, el recorrido de todas nuestras familias se hace con muchas imperfecciones. Todos tenemos necesidad de la compasión y la sensibilidad a la que nos llama nuestro mandato de Líbano.
Algunos de nosotros vivimos la experiencia de soledad, desilusión y sentido de exclusión debido a ciertas realidades en nuestras situaciones familiares. Cada uno de nosotros se puede preguntar: ¿soy consiente y acepto mi fragilidad y debilidad en la forma en que vivo en y con mi familia?, ¿Cómo puedo aprender a hablar/compartir acerca de esta vulnerabilidad?  ¿Cómo podríamos desarrollar las habilidades para vivir con y hablar de la desilusión dentro de nuestras familias y comunidades? 
Es posible que tengamos un enfoque “triunfalista” de nuestras vidas familiares en nuestras comunidades, que podrían no acoger y apoyar a quienes están luchando o cuyo estilo familia de vida no entendemos, aprobamos o compartimos. 

A medida que nos abrimos más profundamente, podemos también encontrar que es mucho lo que se ha olvidado e incluso descuidado. Hay familias en nuestros barrios y países a las que se les han bloqueado los caminos a una vida más plena, tanto en la sociedad general y en nuestras comunidades de fe, tal vez debido a las barreras por las que no hemos hecho suficiente para derribar. De hecho, estas pueden ser familias muy cercanas a nosotros. 
Pidamos a María, que instruya nuestros corazones y nuestra comunidad para llevar al Señor a los que “no tienen vino”.