En los días 14 y 15 de marzo tuvo lugar una experiencia de oración
ignaciana en la parroquia de San José de Albacete a cargo de Roberto Arranz
(CVX Valladolid). Desde su bagaje como formador de universitarios, realizó un
recorrido de iniciación a los diferentes métodos disponibles dentro de nuestra
espiritualidad, la meditación y la contemplación, pasando por la oración con
palabras prestadas, el recurso de las imágenes de Dios, la oración a través de
los sentidos y el examen ignaciano.
El resultado estuvo marcado por el espíritu intercultural y heterogéneo
de los asistentes, que tan bien refleja la realidad de nuestras diócesis, y que
dio cabida a tres continentes y a diferentes generaciones, en algunos casos de
las mismas familias. Esta variedad de partida en lo que se refiere a la
formación, que Roberto supo manejar con habilidad, se puso de manifiesto en la
riqueza de las rondas que cerraron los momentos de oración. La sensación
reinante era la de un encuentro profundo en el Señor, que llevó en ocasiones
hasta las lágrimas, a través de la mirada amorosa de Jesús, del
conocimiento de
la naturaleza humana de Ignacio o de las palabras inspiradas de Olaizola (o
José Mari, como dice Roberto), de cuya presencia los más jóvenes habían podido
disfrutar en Almansa el fin de semana anterior. Los que ya caminamos un tiempo
con esta espiritualidad pudimos identificar conexiones con los Ejercicios. Los
menos familiarizados con Ignacio, que no con menos experiencia en la vida
interior, también encontraron en su voz ecos renovados de su propia andadura
espiritual.
Toda esta emoción común, que llevó a muchos a pedir espacios en los que
poder compartir la vida en el Señor con los demás, nos llevó a reafirmarnos
como comunidad. No la comunidad de CVX-Albacete, ni la de San José,
indisolublemente unidas, sino la Comunidad en Cristo a la que todos estamos
llamados. Damos las gracias a Roberto por haber compartido con nosotros su
tiempo, por haberse acercado a su familia de Albacete para compartir su tesoro.
Pedimos a María que aprendamos a quedar a la escucha, que pasemos por el
corazón, que estemos prestos al servicio.
Un abrazo y abundante gracia para los días que se acercan,