Regalar experiencias

Hay muchas formas de hacer regalos a un ser querido y no son sólo cosas materiales. Se puede regalar tu tiempo, regalar una sonrisa, regalar un abrazo, en definitiva: regalar vida… sólo dándose uno mismo a los demás. Lo importante del regalo es que simboliza las ganas de hacer feliz al otro y lo mucho que lo tenemos presente.

Hoy en día está de moda regalar experiencias, porque al hacerlo sentimos que estamos cumpliendo una ilusión o algo que le puede quedar por vivir a esa persona que queremos. Las hay de todo tipo: de bienestar, gastronomía, aventura, escapada e incluso multitemáticas, ¡un poquito de todo por si no sabes muy bien cómo acertar! Una vez te la regalan hay que elegir las fechas y el lugar que te venga bien y tienes un plazo de días para “gastarla”, o mejor dicho para “vivirla”.

Bueno, pues este verano yo me he sentido privilegiada, porque Dios me ha regalado dos experiencias inolvidables en el mismo entorno: Salamanca. No hacía falta elegir el lugar y las fechas, pues Él ya lo había pensado todo para mí. Y por supuesto, no pasaba nada por repetir ciudad, pues lo de menos es lo que me regalaba, y lo de más es que al hacerlo me decía: “me importas, quiero tu felicidad” y por eso te las regalo.

Por un lado, he tenido la suerte de participar por primera vez como delegada en la Asamblea Nacional en la que nuestra comunidad CVX-Madre de Dios en Jerez de la Frontera se ha establecido definitivamente, y por otro, he podido hacer 4 días de Ejercicios en el Centro de Espiritualidad de Salamanca, ofertados por el Consejo ejecutivo de CVX-E. Los sentimientos vividos en ambos momentos han sido muchos y muy especiales: felicidad e ilusión por el paso dado por nuestra comunidad, sentirme Cuerpo junto a otros y sentir su cariño a través de rostros concretos (tanto en las conversaciones y risas de la Asamblea como en el silencio de los Ejercicios), deseos de querer servir más y mejor, de contagiarme de la sensibilidad de otros, de sentir paz en la debilidad, de ponerme a la escucha y pasar por el corazón, de confiar a pesar de la dificultad, de agradecer continuamente todo lo que Dios me regala en mi vida a través de personas y cosas, etc.
Y como cuando algo de verdad te gusta, y sientes que te ha llenado, corres a contarlo a otros porque quieres contagiar la ilusión por la satisfacción de lo vivido… por eso escribo estas líneas para invitaros a todos a vivir estas experiencias de universalidad y que ayudan a construir Cuerpo como CVX.

Gracias a todos con los que he tenido la oportunidad de compartir tanto este verano y gracias especialmente al Consejo ejecutivo de CVX-E por propiciarlo. Mi oración para todos vosotros.
Ana, CVX- Madre de Dios en Jerez