Ayes, miembro de la CVX Arrupe Elkartea y una de las
personas que componen la comunidad de techo que se puso en marcha en el barrio
de matiko, nos explica sus impresiones en sus primeros años en CVX y sobre todo
lo que supuso la visita de Mauricio hace unos días para el y para la comunidad
de Matiko. Testimonio de crecimiento y contagio de la alegría de vivir el
Evangelio y el ser CVX de forma sencilla.
El Sábado 9 de Agosto, la Comunidad
de Matiko tuvimos la oportunidad de acoger en nuestra casa al actual presidente
de CVX, Mauricio López. La verdad es que en un primer momento no nos hizo
especial ilusión. Bien es cierto que no contábamos con referencias. La única
noticia respecto a la “cúpula” mundial de CVX que había llegado a nuestros
oídos era la existencia de un piso en Roma; lo cual, desde el desconocimiento,
no era algo con lo que estuviéramos de acuerdo. Presuponíamos que, como muchos
de los gerifaltes de grandes organizaciones, sería una persona muy erudita y
espiritual, pero con poco contacto con situaciones de injusticia.
Pero está claro que si tuviese
que definir CVX con tres palabras, estas serían “caja de sorpresas”. Porque ya
cuando tuve mi primer contacto, mi primera impresión fue: “¿Qué me van a poder
aportar esta grupo de gente “mayor,” con sus cargas familiares, sus reuniones
quincenales, sus hipotecas y sus hijos “dando el coñazo” en los encuentros,
asambleas y eucaristías? Esta reflexión la hice hace ya casi tres años. Y a día
de hoy, aquí sigo. Orgulloso de nuestro PAC y de los proyectos que hemos
apoyado desde el Fondo Común. Agradecido infinitamente por el acompañamiento de
nuestra guía, y por el testimonio y ejemplo de vida de tantas personas CVX.
Y nuevamente, con Mauricio, me
volví a equivocar. Porque el compartir con él, me ha supuesto volver a las
raíces. Volver a tocar con mis manos el origen de mi propia búsqueda por la
dignidad. Su testimonio de vida, su trabajo militante en Ecuador, en México y allá
donde le lleve el destino. Siempre hasta el extremo. Siempre por y para los demás.
Su vida; da vida. Pero también su interés
por el Proyecto Matiko. Un proyecto con mucho potencial. Pero en el que es
inevitable que, muchas veces, el día a día nos vaya consumiendo, y olvidemos el
sentido y el por qué nos embarcamos en esta aventura. La aventura del
discernimiento vocacional. Pero, sobre todo, la aventura de la acogida. El
importante trabajo por construir reino que supone dejar entrar en nuestras
vidas a personas que, por el simple hecho de no haber nacido en el lugar
adecuado, se ven privadas de unas
condiciones de vida dignas y que debieran ser merecidas por el simple hecho de
ser persona humana. La ilusión y las ganas con las que se interesó por nuestro
proyecto, por nuestras vidas y por las situaciones de injusticia con las que convivimos
todos los días, han supuesto una bocanada de aire fresco. Han supuesto
volvernos a ilusionar y luchar porque el proyecto Matiko no sea una experiencia
que se asocie a las personas de Youness, Youseff, David, María, Maite o Ayes. Que
no muera con nuestra marcha del proyecto. Que sea algo por lo que apostemos
personalmente nosotros. Pero que sea también una apuesta CVX, de la Compañía de
Jesús, y de otras muchas personas e instituciones que crean y apuestan por el
“en todo amar y servir.”
Mauricio López, un
referente y un claro ejemplo del significado de “SER CVX”.
Gracias Mauricio, y seguimos en camino, que nuestra casa es
el mundo.
COMUNIDAD DE MATIKO.