Preparando el Adviento
Ante Jesús que toca la puerta,
según la cita hecha por Bonhoeffer de Apocalipsis 3:20, el joven teólogo
comentó que “tal vez, después de todo, el Adviento es un tiempo para el auto
examen antes de que abramos la puerta”. Abrirle la puerta a Jesús conlleva hacerlo
con un fuerte sentido de misión. No para hacerlo como un acto individualista,
sino teniendo en la mente, en el corazón y en la voluntad, a los otros y otras
de quienes Jesús quiere ser luz en las más densas tinieblas. Es por eso que,
nos recuerda Bonhoeffer, “Cristo está a la puerta. Él vive en la gente
alrededor nuestro. ¿Dejarás la puerta seguramente cerrada para tu protección, o
abrirás la puerta para él?”
Comento y amplio, parafraseando,
un párrafo que me ha gustado y que he extraído de una carta de Santiago Agrelo,
Obispo de Tánger y defensor de los emigrantes. Imagina por un momento que hombres, mujeres y
niños de los caminos de la emigración se acercan a las vallas de nuestras
fronteras llevando en sus manos la Declaración Universal de Derechos Humanos, o
el Decálogo de nuestros catecismos: ¿Se abrirían delante de ellos las
fronteras? ¿Dejaría de imponer su ley el faraón de nuestros intereses
económicos y de poder? ¿Caerían las
cuchillas de repente? Tú sabes que no.
Pero Dios no es una Declaración
ni un Decálogo: Dios es el Justo. Y si Declaraciones, Decálogos y Normas los
podemos ignorar y violar sin que nos juzguen, no podremos ignorar a Dios.
Siempre encontraremos razones
para saltarnos Declaraciones y Decálogos, pero ninguna de ellas nos valdrá para
justificarnos cuando Dios nos pregunte por sus hijos. Quizás es mejor estar sin papeles, desnudos
"como los hijos de la mar" cuando nos pregunte por los más heridos,
por los más amenazados, por los más pobres...
Adviento es tiempo de prepararnos
para la gran pregunta que Dios nos dirige desde el Pesebre, desde la huida,
desde las bienaventuranzas, desde la cruz... ¿dónde está tu hermano? Y ahí no le puedo simplemente enseñar mis
títulos, ni siquiera las grandes declaraciones y principios a los que me
apunto. Sin papeles resonará mejor la
gran pregunta que repite con frecuencia el Papa Francisco: "¿qué hiciste
con mi hermano?"
Y con cierta tensión pero con
mucha confianza en Dios, quitaré una por una las cuchillas de Melilla y me
uniré a mis hermanos para abrir con ellos la puerta de Melilla.
Comisión Episcopal de Migraciones
Conferencia Episcopal Española