Reflexión: “Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas”



Evangelio según San Lucas 12,35-38. "Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!"

¡Estén preparados! 

Esta es la consigna para hoy. Pero, preparados, ¿para qué? 
 
No siempre lo sabemos. A veces lo podemos intuir, y otras muchas suponen una sorpresa. 
 
Las oportunidades se nos presentan en cualquier momento, y dependerá de nosotros el saber aprovecharlas. En esto hay muchas cosas que no podemos controlar. Lo único que podemos hacer es, simplemente, estar preparados. 
 
En muchas ocasiones esa preparación comienza por estar despiertos, con los ojos abiertos y observantes de lo que pasa a nuestro alrededor. Los dormidos ni siquiera son conscientes de las oportunidades que les aparecen. 
 
Y luego, esa preparación consiste en poder hacer bien lo que sabemos y en mejorar lo que no sabemos.
 
Vivimos en una sociedad en la que se percibe una cierto adormilamiento de la gente. Quizá por las distracciones que nos bombardean constantemente, quizá por una cierta desidia acomodada a vivir despreocupados, lo cierto es que predomina el conformismo social que nos rodea. 
 
Y esa actitud no sólo repercute en la sociedad que sufre graves problemas, sino que nos desactiva ante los problemas que pudieran afectarnos personalmente. 
 
Así que ese aviso nos toca de lleno: estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.

Pedro Bolaños, de CVX-Gran Canaria