En el último Encuentro
de las Comunidades CVX de la Coordinadora de Aragón en Alaquás, comenté la
experiencia de CVX en Chile sobre la Pastoral de la Diversidad Sexual. Como
seguro algunos otros miembros de CVX en España tienen interés en conocer esta
experiencia, os hago llegar un artículo que nos envió Tomás Ojeda, delegado de
CVX en Chile en la Asamblea de Líbano 2013. Si desearais más información podéis
escribirle a tiojeda@gmail.com. Aprovecho para darle
las gracias por el bien que están haciendo a tantas personas.
Adelaida La Casta
CVX en Donosti
Delegada en la Asamblea Líbano 2013
La pastoral de la diversidad sexual
Desde
hace dos años un grupo de gays y lesbianas católicos y sus familias se reúnen
cada quince días a reflexionar sobre la fe y la homosexualidad. Lo hacen bajo
la guía de tres religiosos que acompañan sus procesos, ayudándolos a aceptarse
tal como Dios los hizo sin por ello renunciar a su sexualidad o verse obligados
a alejarse de la Iglesia.
Por Sofía Aldea
11 de mayo 2013.
"Señor, si me quieres tanto, ¿por qué permites que
me pase esto? Por favor, sálvame. Por favor, sácame esta porquería de encima”.
Desde los 15 años, y hasta que cumplió 35, Alberto Alemparte (41) rezó todas
las noches por dejar de ser homosexual. Veinte años de oraciones que tenían,
como único fin, que Dios lo salvara. 7.300 súplicas para librarse de ese karma.
Ex alumno del colegio San Ignacio, Alemparte se
considera un hombre de fe, al que le dolía que Dios permitiera que tuviera “el
defecto”, como él pensaba, de sentirse atraído por los hombres. Porque para él
la homosexualidad era sinónimo de pecado, de prostitución y de promiscuidad,
ideas que, pese a no ser parte del discurso de su colegio, había escuchado en
algunas autoridades eclesiásticas. Esto lo había llevado a cambiar su
percepción de un Dios amable por la de uno castigador. Un Dios que por ser él
hombre y desear a otro hombre, lo quemaría en el infierno. “Hasta los 35 años
viví mi homosexualidad con una culpa horrorosa. La oculté, la negué, la
disimulé. Y decidí auto-exiliarme de la Iglesia. Pero nunca perdí mi fe ni el
anhelo de vivirla en comunidad”, dice.
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