Pedro Alonso, de CVX-Tenerife, comenta a partir de una película: Un amor entre dos mundos.
El otro día vimos una
película que les confieso que me sorprendió. Se trata de la producción
canadiense “Un amor entre dos mundos”. La película viene a ser una metáfora de
lo que es el mundo real y para ello plantea la historia de dos planetas como el
nuestro que están juntos (casi pegados) y con gravedades opuestas. En uno de
ellos viven los ricos, y en el otro, los pobres. El planeta rico basa su
riqueza en la explotación de los recursos naturales del planeta de los pobres
(no sé si les suena) y para ello emplea una “macro-corporación empresarial” que
une con una gigantesca torre ambos planetas y en ella trabajan “juntos pero no
revueltos” personas de los dos mundos. Ya pueden imaginarse a quienes les toca
la peor parte del “convenio colectivo”. El hilo conductor de la historia es el
encuentro romántico entre un joven del mundo pobre y una joven del mundo rico.
Ya saben, la clásica historia de chico conoce chica, etc. Pero como les digo,
me llamó la atención, aparte de que visualmente la realización de la película
es muy espectacular, los paralelismos inevitables con la realidad. Y es que el
otro día cayó en mis manos una noticia de prensa de esas que te “espetan” esa
realidad en las narices, y que decía que casi la mitad de la población (46%) de
Nueva York rozaba o había rebasado el umbral de la pobreza, según un informe de
finales del pasado mes de Abril realizado por la administración de la ciudad. Y
ojo, porque según el mismo informe, las ayudas gubernamentales habían evitado
que las cifras de pobreza se dispararan aún más.
Así que ya ven, los
dólares de Wall Street tienen truco también. Esto ya lo sabíamos, pero no que
el truco fuera tan gordo allí en su propia casa. No puedo dejar de recordar
esas palabras de San Pablo a los Gálatas: ”Para ser libres nos liberó Cristo”
(Gal 5,1).
Por cierto, no les
había dicho que al final, el chico pobre y la chica rica acaban juntos, y que
la película no le gustó tanto a mi mujer como a mí. Si es que tengo que
reconocer que en el fondo soy un romántico y un sentimental incorregible…
(Publicada en la web
de la Red Ignaciana de Canarias Anchieta el 9 de mayo de 2013 http://www.redanchieta.org/spip.php?article1067)