Pedro Bolaños, de CVX-Gran Canaria, comparte su reflexión sobre unos programas de televisión y otras cosas.
El otro día, haciendo
un recorrido por la pléyade de canales de televisión que ahora tenemos, me
encontré con unos cuantos en los que aparecían adivinadores, echadores de
cartas y otros personajes similares. Es evidente que no hacen un gran
despliegue técnico, pero aún así, mantenerse en antena supone una gran cantidad
de recursos, que suponemos, obtienen de los servicios que prestan. Lo que me
lleva a la conclusión de que debe haber bastante gente que usa estos servicios.
No voy a dar opción a
la duda, y estoy absolutamente convencido de que esto no sirve para nada. Se
trata de un fraude. Me pregunto cómo, siendo una quimera tan grande, sigue
habiendo tanta gente crédula con estos embaucadores.
Una de las causas,
evidentemente, es la falta de cultura. Es cierto que hay personas de alta
condición que practican estas creencias, pero eso no siempre es sinónimo de
cultura. La cultura, el conocimiento que se integra en la persona, nos ayuda a
descubrir la verdad de las cosas, a superar supersticiones y mitos. Es cierto
que siempre quedarán interrogantes, pero con la cultura, con la capacidad de
reflexionar, seremos capaces de vivirla de otro modo.
La otra causa, quizá
más preocupante que la anterior, es la ansiedad por encontrar la salida fácil,
la solución mágica de los problemas. Es otra quimera. Este engaño nos hace
muchas veces inhibirnos de nuestras responsabilidades y compromisos, o buscamos
en ellas el escape de las consecuencias que han producido nuestras acciones
anteriores.
Si lo piensan un
poco, algo de esto está presente en la reivindicación que se está dando en
nuestra sociedad acerca de la dación en pago y los embargos: Se quiere buscar
un cabeza de turco, en este caso, los bancos, y una medida rápida, por no decir
mágica, que resuelva los problemas. No quiero decir con esto que esté a favor
de los bancos, ni en contra de que hagamos todo lo posible por evitar que las
personas se queden en la calle, sino que no muchas veces estos planteamientos
se conforman con una mirada simplista de la problemática.
Son muy pocos los que
se esfuerzan en llegar a la raíz del problema, a aquello que nos ha hecho
llegar a este punto, que tiene que ver con los cantos de sirena que nos
hicieron los bancos, pero también con la irresponsabilidad de muchos ciudadanos
de querer vivir por encima de las posibilidades.
Respecto a los
bancos, aunque poco, podemos hacer algo, aunque sea eligiendo poner nuestros
ahorros en las entidades que nos demuestren su honestidad, que las hay. Pero es
mucho más lo que podemos hacer en nuestro modo de vivir y de gastar y ahorrar.
En una cultura que nos invita permanentemente al despilfarro, al usar y tirar,
al vivir el momento sin pensar en más allá, está la opción de la austeridad, de
la reutilización y el reciclado, en el mirar con los ojos levantados hacia el
horizonte.
Afortunadamente, cada
vez son más los que inician este camino. Y aunque aparentemente no les cambien
muchas las cosas, viven más libres y más felices. ¿Por qué no hacemos la
prueba?
(Publicada en la web
de la Red Ignaciana de Canarias Anchieta el 15 de abril de 2013 http://www.redanchieta.org/spip.php?article1059)