Gracias por tantos dones a mi alrededor...

En nuestra cotidianidad hay situaciones y hechos que nos marcan de una manera especial y que nos "hablan", nos enseñan y nos guían en nuestro seguimiento del Señor. Detrás de ellos descubrimos la presencia del Señor en nuestro día a día, impregnado en nuestra cotidianidad, encarnado en nuestra realidad. Cuando tomamos conciencia de ello, vemos que no estamos solos, nos reconocemos constantemente acompañados y muchas situaciones cobran sentido mientras aprendemos de ellas.
Mi comunidad está en proceso de reformular el PAC mediante la herramienta de los Equipos Apostólicos. Buscamos el ser un Cuerpo Apostólico más eficaz y más en sintonía con lo que el Señor nos llama y nos invita a cada uno, con los dones particulares de cada uno puestos al servicio de la comunidad y de la Misión de Cristo en nuestro mundo. Muchos dones y un sólo espíritu...nuestra tarea ahora es ver cómo aglutinar los distintos dones, las distintas llamadas, cómo aunar esfuerzos y crear proyectos conjuntos buscando siempre el Magis Ignaciano y creciendo en el ser cada día más un Cuerpo Apostólico. Poniendo para ello la mirada en nuestros destinatarios, en los más empobrecidos de este mundo y los miles de rostros con que se nos presentan. Doy gracias a Dios por los deseos de mi comunidad de buscar herramientas que nos ayuden en esta misión.

Este sábado pasado nos ha visitado Marme, Presidenta del Consejo Territorial de A-C y Ana Molina, Agente Apostólico. Su presencia ha sido todo un regalo, aclarándonos dudas, compartiendo con nosotros las experiencias de otras comunidades y sintiendo también la cercanía y amistad de la CVX regional.

También ha sido todo un regalo la presencia de nuestros amigos de CVX Gran Canaria. Nos recuerda que no somos islas, que no vamos de por libre sino  que caminamos juntos en la búsqueda de lo que el Señor nos pide comunitariamente, con la mirada puesta en el Señor pero sin perder de vista a los que caminan a nuestro lado.

Por la noche viví otra bonita experiencia. Tuve la ocasión de poder cantar con mi coral y la Orquesta Sinfónica de Tenerife, la 2ª Sinfonía de Mahler: Resurrección.

Fue el broche de oro a todo lo saboreado por la mañana en el encuentro de CVX. Para mi es todo un regalo el poder contemplar desde dentro todo el conjunto de la orquesta.

Ver cómo se agrupan con varias familias de instrumentos musicales: viento madera, viento metal, percusión y cuerda. Y dentro de estos grupos se agrupan violines, violonchelos, contrabajos...
Cada cuerda tiene su partitura, completamente diferentes unas de otras, cada uno sabe lo que tiene que tocar. Y ahí está el director para marcar el ritmo que todos deben seguir, para marcar los matices, para indicar la expresión y el carácter de la obra. Es él el que indica que cuerda se debe oír más en cada momento y cual debe sólo acompañar o callar, para pocos compases después pasar ésta a llevar la melodía. Cada cuerda pasa de ser la melodía en unos compases, a ser acompañamiento en otros o a tocar conjuntamente con otra cuerda. Y la mirada puesta siempre en el director, es él el que guía.

Si alguien no toca al ritmo marcado: ¡Qué descalabro! Si alguno no toca las notas que le corresponde, viene la desafinación. Si alguno calla y no la toca, se produce un vacío: ¡Falta algo! Todos son necesarios y cada uno tiene su papel. Cada instrumento, cada cuerda toca lo que le indica su partitura, siguiendo el ritmo y las indicaciones del director, conjuntamente con el resto de la orquesta. Solo así, en armonía, se crea la música y se escuchan sinfonías como ésta. Es cooperación, unión de dones, unión de ánimos...bajo un único guía. Es la comunidad perfecta y en Misión. Es el Cuerpo Apostólico.

Hay un momento apoteósico en esta obra en el que la letra, en alemán, dice:
"¡Deja de temblar! ¡Disponte a vivir!"

Toda una invitación a mirar para adelante y continuar nuestro camino, todos juntos, cada uno con sus dones y con su llamada, con la mirada puesta en el Él...a su modo.
 
 
Ana María Fuentes Casañas
CVX-Tenerife