Desde el adviento, Pedro Alonso, de CVX-Tenerife, comparte su punto de vista.
“Algo huele a podrido
en el reino de Dinamarca”, y que me disculpe si me escucha algún ciudadano danés,
pero sólo me refería a esa frase del primer acto que el gran William
Shakespeare puso en su obra “Hamlet”. Es que cuando uno echa un vistazo a la
actualidad no puede por menos que acordarse de alguna cita célebre y por
extrapolación aplicarla a lo que nos toca vivir ahora.
A mí es lo que me
pasa cuando veo esas imágenes espeluznantes de personas sacadas de sus casas a
rastras, al haber sido desahuciados por bancos saneados en muchos casos con
dinero público. Y que no me vengan con aquello de que “las deudas hay que
pagarlas” porque durante décadas han estado enriqueciéndose especulando y
aprovechándose con una necesidad vital de la gente, como es la de la vivienda.
Lo mismo pensé hace
poco al ver detenido al que fuera hasta hace no mucho representante de los
empresarios de nuestro país, que lejos de aplicarse a sí mismo las recetas que
recomendaba para los demás (lo de trabajar más y ganar menos, ¿se acuerdan?),
saqueaba las empresas que tenía a su cargo llevándose el dinero a paraísos
fiscales y usaba la ingeniería financiera para evadir responsabilidades con sus
acreedores y con la hacienda pública.
Y es que la gente no
podemos sino constatar que algo no funciona bien y que “huele mal” cómo en
Hamlet, cuando vemos a los recortadores de antes poniéndose en cabeza de las
manifestaciones contra los recortadores de ahora, que a su vez se oponían
entonces a los recortes y vamos percibiendo que una cosa es lo que votamos
democráticamente y otra lo que los políticos llaman “la realidad”. Una realidad
que nos lleva a ser mercancía en manos de políticos incapaces, banqueros
aprovechados y empresarios tramposos y corruptos.
Ahora que estamos en
tiempo de adviento no debemos olvidar que ese Jesús al que esperamos nos vino a
traer un orden de cosas y unas relaciones humanas diferentes. Frente al poder,
riqueza y prestigio del sistema Él nos ofrece la vida como servicio, la
justicia, la gratuidad y el perdón sin límites. Seguramente tenemos que
entender algo en las palabras de San Pablo a los corintios:”Siendo rico se hizo
pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza” (2ª Cor 8, 9).
(Publicada en la web
de la Red Ignaciana de Canarias Anchieta el 13 de diciembre de 2012 http://www.redanchieta.org/spip.php?article1014)