Pedro Bolaños, de CVX-Gran Canaria, comparte esta reflexión sobre el tener o no tener.
Estos dos motores
pueden ser muy poderosos, pero en muchas ocasiones pueden convertirse en
dinamismos fuertemente negativos.
Si las ganas de ganar
nos llevan a hacerlo a toda costa, sin tener en cuenta unos elementales
principios éticos, podremos, quizá, alcanzar resultados satisfactorios, pero
estaremos pagando un alto precio al endurecer nuestro corazón: dejaremos de ser
personas, que sienten, que son sensibles a lo que pasa alrededor, para ser poco
más que frías y eficaces máquinas.
Por otro lado,
cuántos han sido los que dejaron pasar una gran oportunidad en sus vidas
paralizados por el miedo a perder algo. Aferrados a lo que se tiene, muchas
veces somos incapaces de abrir la mano para coger algo nuevo, quizá, mucho
mejor. Y está demostrado que quien más tiene, más ataduras encuentra para tomar
sus propias decisiones. Las cosas, los bienes, las posesiones tienen el peligro
de ocupar el centro de nuestro interés, y así nos pueden hacer olvidar que el
centro no está en las cosas, sino en las personas.
Creo que si hacemos
un ejercicio de memoria, con honestidad, nos sorprenderemos al descubrir cómo
son las personas más desprendidas las que despiertan nuestra mayor admiración.
(Reflexión publicada
el 20 de agosto de 2012 en la web de la Red Ignaciana de Canarias Anchieta http://www.redanchieta.org/spip.php?article992)