Reflexión sobre Naamán el sirio


Pedro Alonso, de CVX-Tenerife, ve en esta historia algo que refleja nuestra vida actual.

Hay un pasaje en el Antiguo Testamento que nos puede enseñar mucho en nuestra vida de hoy. Me refiero al episodio de Naamán el sirio y el profeta Eliseo, que se nos narra en el 2º libro de los Reyes (2 Reyes 5, 1-19). Naamán es general del ejército real sirio y está enfermo de lepra. Es enviado por el rey a pedir la curación al profeta Eliseo y éste le manda hacer algo muy simple: bañarse en el río Jordán siete veces. Naamán se enoja ante el encargo de Eliseo ya que suponía que éste le iba a mandar hacer algo más espectacular e importante. Pero al final lo hace y queda curado.
Les comento esto porque a menudo en nuestra vida, nuestra búsqueda y relación con Dios es como la de Naamán. Queremos (a veces “exigimos”) algo espectacular para convencernos de la presencia de Dios, y sin embargo es en las cosas sencillas, en los acontecimientos y deseos comunes y corrientes en donde podemos y debemos encontrarnos con Dios.

Esta y no otra es la llamada “experiencia de Dios”, el núcleo de la religión auténticamente vivida, esa que curiosamente nos hace más humanos cuando somos más “divinos”. Adquirimos experiencia de Dios cuando no caminamos despistados por la vida, absortos en nuestros propios intereses o con tanto “ruido” dentro y fuera nuestro que somos incapaces de ver y oír lo que está un poco más allá de nosotros. Entonces nos hacemos conscientes de que a nuestro lado hay muchas personas con las que tenemos la oportunidad diaria de compartir lo que somos y tenemos, en esa tarea común de ayudarnos a vivir y construir un mundo mejor. Entonces nos damos cuenta de aquello del libro del Génesis: “El Señor estaba aquí, y yo no lo sabía” (Gen 28, 16-17).

Y por cierto, no pensemos que esto es el camino privilegiado de unos pocos “seres perfectos”. Nuestra llamémosla “casa espiritual” no tiene necesidad de estar impecable para que Dios entre en ella. Si fuera así, Jesús no hubiera venido a nosotros y entre otras cosas infinitamente más importantes, un servidor no estaría hablando de estas cosas aquí en la “Red Anchieta”. En realidad tampoco habría “Red Anchieta”… Mejor no sigo tirando del hilo…

(Reflexión publicada en la web de la Red Ignaciana de Canarias Anchieta el 23 de mayo de 2012 http://www.redanchieta.org/spip.php?article957)