Pedro Bolaños, de CVX-Gran Canaria, nos presenta esta reflexión sobre los datos que aporta UNICEF.
Se
publicaba estos días en un diario que el 26% de los menores -2.200.000 niños-
viven en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza, lo que supone
que, por primera vez, se sitúan como el colectivo más pobre de España.
Destaca
el informe que el número de hogares con niños con todos los miembros adultos
sin trabajo ha crecido un 120 % entre 2007 y 2010, lo que según esta
organización demuestra que el impacto de la crisis está siendo más fuerte en
las familias con menores que en aquellos núcleos en los que no hay niños.
Además,
los datos de Unicef España ponen de relieve que se ha intensificado la pobreza
en aquellos hogares que ya padecían una situación de pobreza crónica, y que los
niños sufren la crisis especialmente en aquellos hogares que se han visto
obligados a reducir sus gastos en productos de primera necesidad, como la
alimentación, la atención médica o el material escolar.
Si
hay algo que está claro es que debemos cuidar a los niños. Sin embargo, este
sistema implacable en el que estamos metidos no entiende de eso. Sus intereses
pasan por encima de cualquiera. También de los niños.
Quizá
hasta ahora, cuando veíamos la situación de la infancia en otros países nos
conmovíamos. Pero lo veíamos como algo distante. Sin embargo, ahora lo vemos de
cerca. Incluso muy cerca.
Corremos
el gran peligro de creer que las cosas que nos están pasando no tienen remedio.
Es cierto que el fatalismo hace estragos y se va comiendo los ánimos de muchas
personas. Pero no podemos caer en esa trampa. Hay remedio, y depende de nosotros.
De cada uno un poco, pero de todos y cada uno.
(Reflexión
publicada en la web de la Red Ignaciana de Canarias
Anchieta el 22 de mayo de 2012 http://www.redanchieta.org/spip.php?article955)