V DOMINGO de CUARESMA

Lectura del Evangelio de Juan 12, 20-33
En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos gentiles; éstos acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
-- Señor, quisiéramos ver a Jesús.
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:
-- Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva el Padre le premiará. Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré? : Padre líbrame e esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo:
-- Lo he glorificado y volveré a glorificarlo
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
-- Esta voz no he venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
Orar en Domingo:
- "Queremos ver a Jesús", un innato deseo, por José María Maruri sj
- Ganar la vida, por Ángel Moreno de Buenafuente
- No estamos solos, por Javier Leoz
- El atractivo de Jesús, por José Antonio Pagola
- Si alguien quiere servirme, que me siga, por Hermann Rodríguez Osorio sj
- ¿Esperar o ser?, por Enrique Martínez Lozano
- Mira, quién se ve, por Alesandro Pronzatto
- El triunfo del grano de trigo, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
- Aprendiendo a ver, por Santiago Agrelo OFM