IV DOMINGO de CUARESMA

Lectura del Evangelio de Juan 3, 14- 21
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
-- Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en él no será condenado; el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Orar en Domingo:
- Amar sin razones, por José María Maruri sj
- Mirar al crucificado, por J.A. Pagola
- Las pancartas de la calle, por Javier Leoz
- El Padre es salvador, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
- Cruz y salvación más allá del mito, por Enrique Martínez Lozano
- Dios amó tanto al mundo que le dio a su Hijo único..., por Hermann Rodríguez Osorio sj