Increíble pero cierto

A falta de muy poco ya para volver a Vitoria por unos días, nos hemos vuelto a ver envueltos en la llegada de ¡dos nuevas pateras! Ya no llegan escalonadamente y con bastantes días de retraso, no ahora llegan una tras otra ¡dos en la misma tarde, en menos de dos horas!

Nos llamaron por la llegada de la primera – nada se sabía de la segunda -, se trataba de una lancha neumática en el que llegaron veintiocho subsaharianos – todos adultos – que llegaban extenuados y apiñados – como podían – en esa lancha pequeña para dar cabida adecuada a tantos, pero ahí vinieron y así llegaron. Lo mejor es que llegaban en bastante buen estado ¡tras pasar lo pasado! Pero quizá sea mucho peor lo que les queda ahora por pasar ya que tras un somero chequeo fueron puestos a disposición de la Policía Nacional para su ingreso en lo que ellos llaman “ un centro de acogida “ y yo conociendo muy bien como son – me reservo el llamarlos de otra forma “ verdaderos campos de concentración “.

El Gobierno, las Comunidades Autónomas, etc. no hacen más que decir que cada vez llegan menos inmigrantes – yo no tengo datos de ello – pero si se que en un mes escaso que llevamos en la costa de Granada, creo que han sido más de seis las pateras, cayucos, lanchas neumáticas las que han llegado. La mayoría para lograr solo su retorno para volver a empezar ¡intentarlo de nuevo!

Pero lo peor estaba por llegar, nos quedaba por ver ¡Increíble pero cierto! Jamás hemos visto y hemos vivido una cosa así, y os aseguro que no quisiéramos jamás volver a vivir. Fue algo muy duro – recién llegada la anterior – un pesquero, que faenaba por el mar de Alborán, la localizó y dio la voz de alarma. Cuando los rescatamos vimos que viajaban 23 mujeres, algunas embarazadas – al menos cinco a simple vista, eso nos pareció – una de ellas a punto de parir ¿os imagináis verse y sentirse así en un viaje tan tremendo como este? que necesitó ser trasladada en helicóptero al hospital.

La patera parecía una sala cuna, una ikastola, (…) llegaban doce niños/as pequeñas con edades que pudimos estimar entre un “ máximo de meses a tres años “ Unos lloraban con un llanto desgarrador – los que somos aitonas y amamas ya sabemos muy bien lo que son los lloros de los niños – pero esto era otra cosa muy distinta, su llanto sonaba a clamor, a miedo, a grito desesperado; sus ojos tremendamente abiertos parecían salirse de las órbitas y nos costó mucho tranquilizarles con galletas y bizcochos. Esas caras y esos cuerpos tensos, duros por el frío, la humedad, la suciedad, el miedo ¡esos ojos! No se nos olvidarán nunca.

Fue un rescate muy problemático, como pocos hemos vivido en este mar pues no resulta nada fácil rescatar a unas criaturas así, sus madres, las demás mujeres embarazadas o no bastante hacían con mantenerse de pie – no os digo nada de un inmigrante que estaba discapacitado – so se muy bien lo que es eso – que no podía andar ni mantenerse de pie – todos nos decían que era la primera vez en tantos años de un caso así - en la patera para poder dar “ el paso “ hacia esa lona – goma negra donde al poner los pies se empiezan a sentir ya seguras. Un paso que separa la tragedia de la seguridad y la acogida. Pocas veces he visto y veré a “ unos salvadores “ tan impresionados pero a la vez tan ilusionados “ transfigurados “ por lo que estaban haciendo y viviendo, comentando luego “ los niños ya están todos a salvo “ y con ellos sus madres, las mujeres y los adultos. Amigas y amigos esto, para nosotros, es buscar primero la Vida, el Reino y lo demás ya se nos dará por añadidura. Abrazos en el Amor en la que Tu – Yo - Somos.

Marta y Juantxu Oscoz - CVX - Vitoria - Salobreña / Motril / Granada a 25 /08/2011

(Santiago – Día de ajos y gran fiesta en Gasteiz)