II DOMINGO de CUARESMA

Del EVANGELIO de MATEO 17,1-9
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos y su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
- Señor, ¡qué hermoso es estar aquí!. Si quieres haré tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
- Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle.
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y tocándolos les dijo:
- Levantaos y no temáis.
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
- No contéis a nadie la visión, hasta que el hijo del hombre resucite de entre los muertos.
Orar en Domingo:
- Miedo a Jesús, por JAP
- Más allá del apeadero de la muerte, por José María Maruri sj
- ¡Dios en el asfalto!, por Javier Leoz
- Seres transfigurados... que lo ignoran, por Enrique Martínez Lozano
- Los símbolos del relato, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
- ¡Levántense, no tengan miedo!, por Hermann Rodríguez Osorio sj