Evangelio de Mateo 5, 13-16Jesús dijo a sus discípulos:Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara f para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.
Orar en Domingo:
- Sal y luz en su justa medida, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
- Dos simples parábolas de muy largo recorrido, por Fray Marcos
- Cara y cruz de la sal y de la luz, por JAP
- Tres niveles en el yo, por Enrique Martínez Lozano
- Seamos luz de todos los demás, por José María Maruri sj
- ¿Con qué salar y con quién iluminar?, por Javier Leoz