Nacer de lo alto


Resulta misterioso comprobar cómo actuamos las personas. Por mucho que algunos se empeñen, no siempre es lo racional lo que explica lo que nos mueve. Las máquinas sí que actúan racionalmente, matemáticamente, pero las personas son mucho más que eso. Si sólo las analizamos desde la razón muchas de sus acciones son incomprensibles.

Las personas, aún cuando somos seres racionales, somos mucho más que la razón. Lo cerebral es muy importante y debe estar siempre presente, pero en el fondo, nuestra manera de actuar está marcada por el mundo de nuestros afectos. Por muy racional que sea una decisión, hasta que ella no es aceptada por nuestra voluntad no hace realidad en la vida.

Quizá se preguntarán a que viene este discurso.

Me preocupa observar a mi alrededor la manera de actuar de muchos de nuestros amigos y compañeros. Frecuentemente vemos cómo las personas actúan sólo por instinto: el juego de estímulo respuesta es casi la única ley que explica su comportamiento. Y esto tiene mucho peligro, ya que sencillamente, estas personas son carne de cañón para ser manipulados.

Otros, personas o corporaciones, actúan sólo desde la lógica de la razón, pero de una razón fría y desencarnada, que casi siempre les lleva a buscar el máximo beneficio sin prestar mucha atención a los daños colaterales. Esta manera de proceder, es en gran medida, la causa que nos ha traído a la realidad que estamos viviendo, donde tantas y tantas víctimas van quedando por los caminos de la historia.

Frente a esta realidad, tan cruda, entre estos dos extremos, tenemos alternativa. Jesús se lo explicaba a Nicodemo: tenemos que nacer de lo alto, es decir, convertirnos en personas del Espíritu, escrito con mayúsculas.

Personas que actúan con una libertad radical, protegidos frente a las manipulaciones internas o externas, y al mismo tiempo, que mueven su voluntad teniendo siempre presente a los más débiles, a los más frágiles.

Estamos en Pascua, y es un buen momento para inaugurar este nuevo modo de ser. Ánimo y adelante.

Pedro Bolaños (tomado del blog Anchieta. Red ignaciana de Canarias)