Comunicado del XVI Encuentro General de Apostolado Seglar «SACERDOCIO Y ACCIÓN CATÓLICA»

Los días 6 y 7 de abril, recién celebrada la fiesta de la Resurrección de Nuestro Señor, centro y fundamento de nuestra fe

y convocados por el Consejo General de la Acción Católica Española, desde el seno de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, nos hemos reunido en Los Negrales (Madrid), junto a la sepultura de San Pedro Poveda, sacerdotes y seminaristas de las diócesis de Barbastro-Monzón, Plasencia, Palencia, Mérida-Badajoz, San Sebastián, Madrid, Valencia, Oviedo, Valladolid, Toledo, Tortosa, Burgos y Santander junto a los miembros de las comisiones permanentes de los movimientos de AC y con la presencia de D. Atilano Rodríguez Martínez, Obispo de Ciudad Rodrigo y Consiliario de Acción Católica y D. Antonio Cartagena Ruiz, Director del Secretariado de la citada Comisión Episcopal, para celebrar el XVI Encuentro General Sacerdocio y Acción Católica con el tema “La Iglesia Comunidad Evangelizadora. Sacerdotes y laicos corresponsables”.

El tema central de las jornadas ha sido la reflexión sobre la Iglesia como comunidad evangelizadora y, en concreto, la corresponsabilidad de los presbíteros y los laicos en la misma.

Iluminados por el Padre,

y con el magisterio de Monseñor Raúl Berzosa, obispo auxiliar de Oviedo, y por las experiencias de algunos laicos en su tarea evangelizadora

en diversos ambientes, hemos profundizado en la importancia de un nuevo modo de ser y hacer Iglesia en el mundo actual, que necesita de la identidad cristiana, de la comunión y de la misión atendiendo a los cambios culturales, sociales, políticos y económicos.

Con las pistas que nos proporcionaron quienes nos hablaron hemos visto que la Iglesia española hoy necesita ser dialogante, entregada, de comunión, cercana y compasiva, con un laicado maduro, bien formado, entregado en la acción y místico en la misma, que desde la verdadera experiencia de Dios sea levadura, sal y grano de mostaza en la historia. Y este laicado debe estar acompañado por unos presbíteros que animen el protagonismo laical y el sentido comunitario de la fe y de la Iglesia, pasando de una mera colaboración a una verdadera corresponsabilidad.

La sociedad en la que vivimos pide hoy a los presbíteros desarrollar nuestro ministerio con unas notas constitutivas que nos parecen prioritarias:

- Hermanos y acompañantes cercanos desde el profundo respeto a cada uno de los bautizados y a la acción del Espíritu en sus vidas.

- Animadores que sostengamos y orientemos en la vivencia y la celebración de la fe y en el discernimiento evangélico del compromiso.

- Acompañantes que se dejan interpelar por las vidas de las personas que acompañamos y del mundo en el que vivimos.

- Sacerdotes verdaderamente “seculares”, que miremos al mundo sin miedos, viviendo el compromiso por la justicia y la dignidad de todos, especialmente de los últimos.

- Hemos de saber vivir la fraternidad y la afectividad centradas en la comunidad

- Hemos de servir a la comunión eclesial, ayudando a desarrollar la dimensión diocesana y la comunión con el episcopado.

- Hemos de ayudar a los laicos a hacer lectura creyente de sus vidas y de la historia.

Como conclusión de nuestra reflexión, nos planteamos los siguientes retos para que la Iglesia siga creciendo como comunidad evangelizadora:

1. Promover comunidades vivas, fraternas y corresponsables que favorecerán el desarrollo de un laico maduro

2. Tener una visión positiva del mundo, que promueva una esperanza auténtica, asumiendo lo positivo de la sociedad.

3. Ser testigos de Jesús convencidos, con capacidad de actualización en los métodos pastorales que faciliten la llegada del mensaje a las personas.

4. Dar pasos hacia una parroquia y una Iglesia más misionera, superando la pastoral y los métodos de cristiandad y apostando por una pastoral de misión que nos permitan llegar a los alejados de la fe y a los pobres y crucificados de hoy en día.

5. Promover el trabajo en equipo de los presbíteros en la tarea pastoral y favorecer el trabajo corresponsable entre presbíteros y laicos.

Toda esta reflexión y realidad se puso en manos del Padre y se celebró gozosamente en este tiempo de Pascua, con los momentos de oración y de celebración de la Eucaristía en los que agradecimos al Padre su luz, su ánimo y la acogida y trato de nuestras hermanas de la Institución Teresiana.

Federación de Movimiento de Acción Católica Española