V DOMINGO de CUARESMA

Lectura del Evangelio de Juan 8, 1- 11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y colocándola en medio, le dijeron:
-- Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adulteras: tú, ¿qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo, y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
-- El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y se quedó solo Jesús y la mujer en medio de pie.
Jesús se incorporó y le preguntó:
-- Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?
Ella le contestó
-- Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
-- Tampoco yo te condeno. Anda y adelante no peques más.
Orar en Domingo:
- “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”, por Hermann Rodríguez Osorio sj
- La mirada de Jesús, por José María Maruri sj
- ¡Qué distintas las miradas de Dios!, por Javier Leoz
- Casta Susana y adúltera “cristiana", por Xabier Pikaza
- Revolución ignorada, por JAP
- Quien se atreva a condenar no habla en nombre de Dios, por Fray Marcos
- La humanidad es una comunidad de pecadores, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
- Jugamos a pensar que somos libres, por Enrique Martínez Lozano